Tu causa es mi causa

Discapacidad Intelectual

La discapacidad intelectual no limita, la discriminación sí.

Discapacidad Intelectual
Dulce Galindo Villa / Tu causa es mi causa / Opinión El Heraldo de México Foto: Heraldo de México

Erik Rodríguez recibe capacitación laboral en la Casita de San Ángel, domina el oficio de la jardinería y hace materiales didácticos con fomi, actividades que le permiten descubrirse como una persona productiva, capaz de ayudar a otras y sobre todo le da sentido de pertenencia.

En México, 21 millones de personas tienen algún tipo de discapacidad, de las cuales 2 millones tienen discapacidad intelectual (INEGI/Secretaria de Desarrollo Social) y una de las barreras que enfrentan es acceder a oportunidades laborales, debido a la falta de inclusión y los prejuicios impiden que desarrollen sus talentos y habilidades. 

Todas las personas, sin importar nuestra condición física o mental, tenemos la necesidad de sentirnos productivas, desarrollar nuestras capacidades y aportar algo de nosotras a la sociedad; por ello, un trabajo además de ser una fuente de ingresos económicos es el medio para aprender, desarrollar nuevas habilidades y autoconfianza, lo que nos genera bienestar emocional. 

Además, en nuestra sociedad, una persona productiva suele tener reconocimiento social, lo cual también es una necesidad. Entonces, ¿por qué seguimos negando oportunidades laborales a quienes tienen una discapacidad intelectual? En lugar de centrarnos en sus limitaciones, deberíamos enfocarnos en sus fortalezas y en cómo pueden contribuir de manera significativa.

Desde 1985, La Casita San Ángel ha trabajado con esta visión. Su misión es habilitar a personas con discapacidad intelectual para la vida laboral y fomentar su inclusión. En 2001, el Nacional Monte de Piedad, IAP, le donó el inmueble donde actualmente opera en la Colonia Narvarte, donde además de capacitar a sus beneficiarios, cuenta con una tienda abierta al público que ofrece productos didácticos, psicoterapéuticos y promocionales elaborados por las propias personas con discapacidad.

Uno de sus programas más importantes es la inclusión laboral. La Casita San Ángel colabora con empresas para facilitar oportunidades de empleo en condiciones justas, ofreciendo acompañamiento tanto a sus personas beneficiarias, sus familias y empleadores. Su objetivo es que cada persona con discapacidad intelectual pueda ser independiente, autosuficiente y mejorar su calidad de vida.

A lo largo de su trayectoria han beneficiado a mil personas, al principio el objetivo era dar empleo; sin embargo, la capacidad económica no era suficiente y decidieron empezar a vincularse con empresas para ampliar su impacto. Desde 2013 han conseguido incluir a 73 personas con discapacidad intelectual en empresas. 

María Elena López Pineda, Directora General de La Casita de San Ángel, comparte la historia de Lalo, quien tiene autismo y es jefe de control de calidad en la empresa SCM, su condición le permite tener una atención al detalle al punto que disminuye el margen de error.

La inclusión ya es una realidad para muchas personas, imagina lo que podríamos lograr si más empresas, instituciones y ciudadanos se sumaran a esta causa. 

El cambio está en nuestras manos, puedes apoyar con donativos, hacer tu servicio social o, si tienes una empresa, abrir oportunidades laborales para quienes buscan demostrar su talento.

Conoce más de La Casita de San Ángel: lacasitadesanangel.org

POR DULCE GALINDO VILLA

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