En 1842 la revista británica Scientific Memoirs publicó un artículo firmado con las iniciales AAL, que era una traducción al inglés de un texto en francés sobre una máquina. Sin embargo, lo innovador fueron las anotaciones de Ada Lovelace, que describían un algoritmo para que la máquina pudiera funcionar de manera autónoma. Con esta contribución, Ada no sólo desarrolló el primer lenguaje informático, sino que se convirtió en la primera mujer informática. Su aportación sentó las bases para la evolución de las computadoras, que pasaron de ser análogas a digitales y, hoy, a cuánticas, capaces de procesar vastas cantidades de información a gran velocidad y resolver problemas que superan las capacidades de las supercomputadoras actuales.
La tecnología cuántica es tan importante para el futuro que potencias como China, Alemania, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur se encuentran inmersas en una carrera tecnológica por liderar su desarrollo; tan sólo en 2023 invirtieron cerca de 42 mil millones de dólares. La ONU, a iniciativa de México, declaró el 2025 como el “Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas” para generar conciencia sobre su relevancia en nuestras vidas. Una oportunidad única para reflexionar sobre los beneficios y los desafíos que la tecnología plantea, especialmente para avanzar hacia la igualdad de género en el sector de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), un sector históricamente caracterizado por la predominancia masculina.
McKinsy estima que la tecnología cuántica podría generar billones de dólares en la economía mundial, beneficiando inicialmente sectores como el químico, las ciencias biológicas, las finanzas y la movilidad. Sin embargo, según PageGroup, en 2021 América Latina experimentó una alta demanda de especialistas STEM, en México el déficit fue de 33 mil 500 profesionistas. A pesar de ello, de cada 10 trabajadores STEM, sólo 3 fueron mujeres. Además, sólo 13.5% de las 9 millones de mujeres egresadas en 2021 estudiaron carreras STEM, lo que equivale a una de cada siete egresadas universitarias, según datos de 2022 del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
¿A qué se debe la poca representatividad de mujeres en este sector? Diversas especialistas la atribuyen a problemas sistémicos que enfrentan las niñas y mujeres, entre los que se destacan estereotipos en la infancia, poca visibilidad de referentes femeninos, entornos familiares adversos, falta de materias STEM en escuelas públicas y privadas y la brecha digital geográfica.
Es necesario desarrollar políticas públicas que faciliten la incorporación de las mujeres en los sectores STEM para que puedan diseñar los equipos tecnológicos del futuro y construir herramientas inclusivas que eliminen desigualdades. Por ejemplo, las computadoras cuánticas podrían ayudar a procesar miles de datos para diseñar e instrumentar políticas públicas en favor de las mujeres. Al mismo tiempo, podrían apoyar en la simulación de escenarios para predecir el impacto social de los programas sociales; incluso podrían detectar sesgos de género en la asignación de recursos de los programas gubernamentales o en las contrataciones de empresas.
POR MARÍA ELENA ORANTES
CÓNSUL GENERAL DE MÉXICO EN HOUSTON
@NENAORANTES
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