La coincidencia de Claudia Sheinbaum como presidenta de México, y de Clara Brugada, como jefa de gobierno, garantizan una sinergia política, institucional y administrativa sin precedente para la Ciudad de México y el país.
Pese a toda la insidia de sus opositores, quienes quisieron sembrar discordia donde nunca existió, las dos dirigentes comparten una relación cercana, cordial y de colaboración total.
Pero lo más importante es que las unen los mismos principios y el mismo propósito político: consolidar la segunda etapa de la Cuarta Transformación con prosperidad compartida, lo que promete un futuro con bienestar y visión humanista para las y los mexicanos.
La estabilidad política en la Ciudad de México, corazón palpitante de la nación, es fundamental para la gobernabilidad del Estado al concentrar la sede de los poderes de la unión y ser el epicentro del desarrollo económico nacional.
Cuando Brugada recibió su constancia de mayoría que la acredita como jefa de gobierno, Sheinbaum estuvo ahí para reafirmarle su respaldo en cuatro áreas sustantivas para los capitalinos. En materia de transporte público, le dijo, vamos a fortalecer la electromovilidad y continuar con el mantenimiento mayor del Metro, algo crucial para una megalópolis que depende de una movilidad eficiente, amigable con el medio ambiente y sostenible.
El segundo compromiso de Sheinbaum es la implementación de un Plan Hídrico de corto, mediano y largo plazo. La gestión adecuada del agua es vital para la sustentabilidad de la ciudad e indispensable para garantizar un suministro constante, equitativo y de calidad para todos sus habitantes.
Adelantó también que la salud se mejorará a través del IMSS Bienestar para tener cobertura gratuita total, un programa de vacunación robusto y, al mismo tiempo, asegurar el suministro completo de medicamentos. Sheinbaum también subrayó la importancia del reforzamiento de la seguridad en toda la megalópolis, porque una ciudad segura es fundamental para el bienestar de sus habitantes y atrae inversiones que impulsan el desarrollo.
Clara Brugada, por su parte, llegará a la jefatura de gobierno con una sólida experiencia. Su gestión de seis años en Iztapalapa, la alcaldía más grande y poblada de la ciudad, transformó esa demarcación al mejorar su infraestructura, pacificar sus calles e impulsar el desarrollo social. Brugada sabe que recibe una ciudad renovada, la más politizada del país, donde los derechos ciudadanos se tienen que seguir fortaleciendo.
Consciente de estos avances, planea impulsar la educación, los derechos sociales y construir 100 Utopías durante su gobierno, espacios dedicados al fomento de la cultura, la capacitación para el trabajo, el deporte y la recreación en las 16 alcaldías.
En el panorama nacional, Claudia Sheinbaum tiene contemplada a la Ciudad de México en su Plan de Prosperidad Compartida, una estrategia dirigida a impulsar el desarrollo económico regional, fomentando la inversión y fincando las bases para promover el nearshoring y la productividad. Altagracia Gómez, una joven y visionaria empresaria mexicana, es responsable de aterrizar este plan y para ello fue designada coordinadora del Consejo Asesor Empresarial de la presidenta de México.
Su liderazgo promete dinamizar como nunca la economía y atraer nuevas oportunidades de negocio. La colaboración entre Sheinbaum y Brugada promete un futuro brillante para la Ciudad de México. La combinación de sus experiencias y visiones garantiza también una mejora en la calidad de vida de las y los capitalinos.
La capital del país se encuentra en buenas manos, lista para enfrentar los desafíos del futuro y consolidarse como el motor económico de México. Es tiempo determinado mujeres.
Por: Víctor Hugo Romo de Vivar Guerra, diputado electo Congreso de la CDMX.
X: @vromog
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