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El iluso embajador se creyó amigo de AMLO

El presidente López Obrador pintó su raya con quien se había destacado por ser el gringo más obradorista

El iluso embajador se creyó amigo de AMLO
Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

En apenas un mes, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, pasó de ser el “amigo” del presidente Andrés López Obrador a ser un injerencista, prepotente e imprudente “extranjero”, al que ahora ni siquiera menciona por su nombre.

Las críticas a la iniciativa de reforma judicial emitidas por el diplomático oriundo de Alamosa, Colorado, acabaron por derramar el vaso de su distanciamiento con el saliente mandatario mexicano.

Y de recibirlo casi cada semana en su despacho presidencial, el estadounidense ahora fue arrojado al paredón de las conferencias mañaneras, donde el tabasqueño lo rafagea con su desprecio, descalificaciones y ninguneos en cadena nacional.

El enojo de López Obrador con Salazar inició el 25 de julio pasado, cuando el gobierno de Estados Unidos presumió las capturas de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, y Joaquín Guzmán López, hijo de su ex socio, Joaquín “El Chapo” Guzmán.  

Las versiones que nuestro vecino del norte ha dado sobre la detención motivó el recelo del presidente hacia el embajador, a quien se refería como su “amigo”, “un hombre bueno” y “sensato”.

Como tal, consideran en Palacio Nacional, el diplomático debió notificar del operativo y dar detalles precisos a las autoridades mexicanas, principalmente al presidente López Obrador.

No lo hizo, y en la Presidencia de México no le creen que ni él mismo se enteró con anticipación, aunque se sabe de la desconfianza que le tienen la DEA, el Departamento de Estado y altos funcionarios de la Casa Blanca, porque le ven falta de capacidad para defender los intereses de Estados Unidos, e incluso arriesgarlos.

Ahí, el presidente López Obrador pintó su raya con quien se había destacado por ser el gringo más obradorista. Y ahora, por sus críticas a la reforma judicial, el mandatario mexicano lo lanzó a la congeladora: aplicó una “pausa” en la relación con el embajador, figura diplomática sólo existente en el imaginario del nativo de Macuspana.

No es una ruptura con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, con el que intercambiamos más de 745 mil millones de dólares anuales. La ruptura es directamente con el embajador Salazar, quien hace malabares para recuperar el cariño del mexicano, pidiéndole diálogo y recibiendo en cambio portazos en las narices, lo cual pone en entredicho la capacidad diplomática del embajador y su funcionalidad para Washington.

Todo por su ingenuidad de no entender, desde el principio, que el presidente López Obrador no tiene amigos, sino intereses y feligreses.

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POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN 

RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM          

@R_SANCHEZP 

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