Columna Invitada

Entre la ilusión y la mentira…

La orden ejecutiva permite sellar por completo la frontera cuando el número de migrantes ilegales que la crucen superen los 2,500 diarios

Entre la ilusión y la mentira…
Diego Latorre / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Parece que estamos a nada de alcanzar el umbral que el decreto de la administración Biden fijó para actualizar la herramienta de la “expulsión en caliente”. La orden ejecutiva permite sellar por completo la frontera cuando el número de migrantes ilegales que la crucen superen los 2,500 diarios. A partir de ahí los agentes podrán deportar rápidamente a personas indocumentadas, refugiados o solicitantes de asilo.  

Ésta y otras medidas inhumanas son la norma en el primer mundo… no es de extrañar: La palabra “Occidente” proviene del latín occidere, que significa “morir” o “desaparecer”, y hoy describe el periplo de millones de personas que viajan desde Oriens (“nacer”) o desde el Sur global y mueren por el camino, son asesinadas o sufren distintas formas de violencia, como la persecución, el encierro o la expulsión. 

El flujo de migración desde las antiguas colonias a los imperios occidentales ha sido una constante durante buena parte del siglo XX hasta la fecha, como ha sido la represión a estos desplazamientos, pero el actual endurecimiento del control de fronteras, así como el discurso xenófobo, han alcanzado niveles de crueldad inimaginables.

La Casa Blanca dijo que “las medidas anunciadas no son permanentes, las restricciones se revocarán una vez que el número de migrantes irregulares que intenten cruzar se ubique por debajo de las 1,500 personas diarias”, y, agregó que, “las excepciones contemplan a los menores no acompañados, así como a las víctimas del tráfico de personas”. 

El recrudecimiento del discurso y de las políticas antiinmigración no es un fenómeno exclusivamente estadounidense, en la vieja Europa las cartas las tiran los mismos crupieres: La fortaleza Europa, cada vez más inexpugnable, no sólo cierra fronteras, sino que las diversas administraciones hacen todo lo posible por ahogar económica y burocráticamente a quienes ya residen en ellas.

La hipocresía de estos países que cotidianamente exaltan la libertad, la igualdad y se llenan la boca al hablar de derechos humanos y de la fraternidad entre los pueblos, al tiempo que condenan en la miseria a miles de migrantes y refugiados, es inaudita.

Desde que comenzó la carrera por el Despacho Oval, Trump ha subido el tono contra la inmigración, utilizando una retórica xenófoba, acusando a las personas migrantes de “contaminar la sangre” del país, pero el que Biden haya, desde la óptica demócrata, impulsado una política migratoria más restrictiva, es un ejemplo claro de cómo el discurso trumpista contra los migrantes cala en el mostrador político, hasta definir, incluso, los nuevos márgenes desde donde debe dirigirse la crisis de la frontera.

En fin, ahí seguirán a la puerta de los Estados Unidos y Europa, los sin nombre, sin papeles, los sin rostro que son víctimas, tanto en origen, como en destino.

Los siglos han pasado desde que los romanos acuñaron el término y “Occidente” sigue teniendo el mismo significado.

POR DIEGO LATORRE LÓPEZ 

@DIEGOLGPN 

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