Hace unos días se publicó la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI) 2023, misma que fue elaborada por el Inegi y la Condusef. Dicha encuesta está enfocada en conocer cuál es el sentir de la población mayor de 18 años en torno a la situación financiera en la que vive y su relación con la salud.
La ENSAFI es un extraordinario ejercicio para generar políticas públicas enfocadas en continuar desarrollando el sector financiero del país.
La encuesta se centra en cuatro principales dimensiones de la salud financiera de los mexicanos: (i) el control sobre las finanzas personales, (ii) la libertad para alcanzar metas financieras y aprovechar oportunidades, (iii) la resiliencia para enfrentar imprevistos y (iv) seguridad y estabilidad económica.
En México, según datos de la encuesta, sólo 53 por ciento de los encuestados tiene control sobre sus gastos y, peor aún, sólo 36 por ciento podría enfrentar una eventualidad como una emergencia médica. Como ejemplo, en caso de necesitar recursos de manera urgente, la mayoría de los mexicanos tienen como su principal fuente de financiamiento a familiares y amigos o, en su caso, recurren a la venta o empeño de sus bienes.
A mi juicio, entre lo más relevante que arroja la encuesta es que, sólo 9 por ciento de la población se encuentra asegurando su futuro financiero, lo cual es preocupante, si pensamos que cada vez vivimos más años.
Independientemente de entrar en mayor detalle en el análisis de los resultados, me gustaría enfocarme en el principal problema de salud que viene a raíz de no contar con una estructura financiera óptima: el estrés que esto conlleva.
Sin calificar su causa, el estrés es definido por la Real Academia Española como “la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves”, es decir, un estado mental de ansiedad y preocupación derivado de una situación presente o futura que genera incertidumbre y que nos afecta de manera física o mental.
La realidad es que el estrés, sea cual sea la situación que lo origina, deriva en problemas importantes, personales, familiares o colectivos, por lo que se deben establecer medidas para controlarlo.
Así como existe la medicina para curar enfermedades o la realización de alguna actividad para canalizar nuestra energía, también existen medidas para eliminar el estrés cuando es causado por raíces financieras. Por ejemplo, estudiar sobre las diferentes opciones que tenemos disponibles para ahorrar, invertir u obtener deuda de manera responsable e informada.
Para lo anterior, es importante iniciar reflexionando sobre cuál es la causa por la cual nos sentimos de esa manera y hacernos preguntas relacionadas con ello: ¿Me preocupa mi futuro en razón a la falta de ahorro? Y ¿Estoy preparado financieramente para una eventualidad o para mi vejez? ¿Estoy sobreendeudado? ¿Tengo las herramientas que necesito para organizarme financieramente?
Por lo anterior es crucial que cada uno de nosotros tome el control de sus finanzas personales y busque informarse sobre las mejores prácticas para no solo gastar responsablemente sino para ahorrar, invertir u obtener en su caso un crédito.
Invito a todos a reflexionar sobre su situación financiera actual y a tomar medidas proactivas para asegurar un futuro más estable y libre de (o menos) estrés. Recordemos que pequeñas acciones hoy pueden marcar una gran diferencia mañana.
Hoy hay mucha información disponible sobre herramientas y productos financieros, lo cual nos puede llevar a tomar mejores decisiones y así mejorar la calidad de nuestras vidas.
Es cosa de decidirse y tomar el control de nuestras finanzas.
POR ÁLVARO VÉRTIZ
SOCIO DENTONS GLOBAL ADVISORS
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