Clara Brugada nos ha enseñado que las utopías se pueden hacer realidad, por eso me permito imaginar un mundo en el cual México y Estados Unidos son gobernados por una mujer. La primera vez con dos primeras al frente. Imagínate.
Era impensable hace unos días, pero el pragmatismo, auto-conciencia o ambos de Joe Biden han abierto camino a una contienda electoral perfecta en nuestro vecino del Norte. ¿Quién puede ser mejor contrapeso para un misógino machista como Donald Trump que una mujer progresista como Kamala Harris?
En su autobiografía, titulada “Nuestra Verdad”, la abogada, ex Fiscal de California y primera afroamericana electa como Vicepresidenta en Estados Unidos, rechaza ser una ingenua y evoca cuando escuchó a un senador republicano sugerir a víctimas de abuso sexual que “maduraran”.
Estoy segura de que no lo será en la campaña contra ellos y mucho menos en su eventual victoria, que según las más recientes encuestas es ya un escenario probable. A mediados de la semana pasada, Reuters/Ipsos le daba dos puntos de ventaja frente al aspirante señalado por la justicia. Eso, además del récord de recaudación logrado en sus primeras 24 horas tras ser respaldada por liderazgos demócratas relevantes. Si la esperanza se mide en millones de dólares, ella es la campeona.
“Sé —todos los sabemos— que aún queda mucho camino por recorrer antes de que a las mujeres se les conceda el pleno respeto y la dignidad que merecen”, escribe en la página 316 de su libro en primera persona. Nadie puede saberlo y sentirlo como una mujer. Por eso importa el tiempo de mujeres y también por eso la expectativa nacional de las activistas y colectivas frente a Claudia Sheinbaum es enorme.
También porque la agenda de Derechos Humanos y el horizonte de Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en cuanto a igualdad de género están en riesgo. Harris, en contraste con su oponente, apoya una legislación que protegería el derecho al aborto a nivel nacional, revocado en 2022 por la Suprema Corte; reconoce la urgencia de atender la pobreza y violencia en la raíz del fenómeno migratorio, y ha pedido un alto al fuego en la franja de Gaza.
La elección en Estados Unidos no es solo de allá. Quien gobierna el país más poderoso del mundo determina dinámicas globales, pone ejemplo —bueno o malo— y ejerce balanza en temas clave. La alianza de Claudia y Kamala en América del Norte empujaría la Agenda 2030 de maneras inimaginables. ¡Imaginémoslas!
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA
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