La ahora virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, recibió el martes el primer aviso de una situación que puede ser constante en su gobierno y al menos una consideración difícil en los primeros meses: el problema migratorio que, para bien o para mal, comparten México y EU.
Y eso es sólo "una probadita" de lo que la espera.
El presidente Joe Biden firmó el martes una orden ejecutiva (decreto) que permitirá a su gobierno limitar drásticamente las solicitudes de asilo en la frontera suroeste, para asumir un poder que los republicanos del Congreso le han negado dos veces porque desean ofrecérselo a Donald Trump, si es electo en noviembre.
De hecho, el decreto busca neutralizar lo que podría ser su mayor vulnerabilidad política frente al expresidente Trump: la inmigración.
La orden permitirá a los funcionarios fronterizos rechazar a los migrantes, sin darles la oportunidad de obtener asilo, cuando los cruces ilegales alcancen un promedio de 2500 por día.
El control de migrantes indocumentados, especialmente los que no son mexicanos, es uno de los puntos de colaboración con México que muchos consideran indispensable. Tanto que, según varias opiniones, le han dado a Andrés Manuel López Obrador una influencia en la política estadounidense, y puede hacer lo mismo por Sheinbaum.
La interrelación en los problemas es evidente. La realidad es que los estadounidenses necesitan de la ayuda mexicana para evitar que la frontera común se convierta en un campo fortificado cuando ambos países están más integrados que nunca en lo social y económico, y posiblemente van a más si se cumplen los pronósticos del nearshoring.
Pero se necesita en parte mejorar la imagen pública de México, que en EU es una de violencia generada por los cárteles del narcotráfico, de corruptelas, y de tráfico de personas.
De acuerdo con el diario USA Today, "a pesar de los profundos vínculos económicos transfronterizos, la relación entre Estados Unidos y México ha sido puesta a prueba por los problemas compartidos entre ambos países con la migración global y el tráfico de drogas".
En política doméstica, los políticos de ambos países tienen mucho que ganar al denunciar las acciones del otro y señalar los defectos. En ambos casos, hay mucha tela de donde cortar.
En lo que corresponde a México, las tareas urgentes implican el control, si no la destrucción de los cárteles y su aparente poderío en algunas regiones del país; pero también limitar la llegada de migrantes.
El gobierno Sheinbaum deberá mejorar la relación y asumir una política más proactiva en la relación con EU, consciente de que los dos países dependen del otro y sus decisiones tienen impacto más allá de sus respectivas fronteras.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
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