Las elecciones en México están a la vuelta de la esquina. Este próximo 2 de junio de 2024 será reconocido como el proceso electoral más grande que ha tenido México, debido a la cantidad de cargos que estaremos eligiendo (20,708 cargos a nivel Federal y Local, incluyendo el de Presidente de la República, 500 Diputaciones, 128 Senadurías, 9 Gubernaturas y 1, 802 Presidencias municipales, entre otros).
Si consideramos que participar en un proceso electoral fortalece la legitimidad de una democracia, entonces cada voto cuenta y debemos cuidarlo. ¿Conocemos realmente a las candidatas y candidatos?, ¿a sus propuestas y estrategias?, ¿estamos decidiendo nosotros u otros lo están haciendo por nosotros? Es importante tomar en cuenta ciertas conductas, como la de Ingeniería Social al momento de tomar nuestras decisiones.
La Ingeniería Social es una técnica que emplean los ciberdelincuentes para ganarse la confianza de los usuarios y conseguir así que hagan algo bajo la manipulación y el engaño. En los procesos electorales, la Ingeniería Social encuentra un terreno explotable ante el fervor y las vulnerabilidades del propio proceso. Esta técnica, tiene la capacidad de distorsionar la realidad y moldear la opinión pública a una escala inimaginable.
El modus operandi es perversamente sencillo y tremendamente efectivo. A través del uso de la desinformación, las campañas de difamación y los ejércitos de troles, los actores malintencionados buscan influir en la percepción del electorado. Van desde la creación de noticias falsas que denigran a un candidato, hasta la exaltación de emociones que promueven la ira o el miedo, todo con el objetivo de dirigir la voluntad del votante.
Por ejemplo, durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, actores maliciosos, atribuidos a grupos respaldados por gobiernos extranjeros, llevaron a cabo campañas de desinformación y manipulación a través de plataformas de redes sociales. Utilizando técnicas de Ingeniería Social, como la creación de perfiles falsos y la difusión de noticias manipuladas o falsas, se buscó polarizar el debate público, desacreditar a candidatos y sembrar desconfianza en el proceso electoral.
Para confirmar la autenticidad de canales oficiales y verificados, técnicamente se recomienda seguir una serie de medidas que aseguren la procedencia y confiabilidad de la información, como:
Validar que la URL del sitio web corresponda con la dirección oficial conocida y que la página esté asegurada con un certificado, identificable por el candado en la barra de direcciones y el prefijo "https://".
Revisar el uso de dominios gubernamentales o institucionales específicos, como ".gob" o ".edu".
En el contexto de las redes sociales, buscar sellos de verificación, como los “ticks” azules en plataformas como X, Facebook o Instagram, que indican cuentas oficiales y verificadas.
Implementar soluciones de seguridad como firewalls, sistemas de detección de intrusos y software antivirus actualizados para protegerse contra contenido malicioso que puedan presentar sitios web falsificados.
Desde Metabase Q, entendemos la ciberseguridad como una responsabilidad compartida y fomentamos una comunidad consciente en ciberseguridad, con el propósito de contar con un espacio digital seguro y confiable. Destacamos la importancia de fomentar programas de concientización y educación a la sociedad sobre los riesgos de la Ingeniería Social y otras técnicas de los ciber atacantes.
Sugerimos que las autoridades electorales atiendan a las mejores prácticas y a los mecanismos de cooperación internacional para evitar que ésta y otras prácticas maliciosas erosionen la confianza en los sistemas democráticos. Por ejemplo, en los países escandinavos, donde el nivel de educación digital de la población general es alto, los gobiernos han implementado programas de concientización que enseñan no solo a reconocer intentos de phishing y manipulación en línea, sino también a entender las tácticas de desinformación durante los periodos electorales. Esto incluye la colaboración estrecha entre las agencias gubernamentales de seguridad y las organizaciones privadas para desarrollar y distribuir recursos educativos que estimulan el pensamiento crítico y la verificación de la información entre los votantes.
No permitas que otros decidan por ti, cuida tu voto, y ¡participa!
POR: DIEGO RODRÍGUEZ HENRY // STRATEGY POLICY CONSULTANT
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