DESDE AFUERA

EU, una política externa basada en la interna

No le falta razón. El texto del Departamento de Estado es resultado de una demanda del Congreso y a lo largo de la historia del Reporte muchos otros gobiernos han expresado su rechazo

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

WASHINGTON.- El presidente Andrés Manuel López Obrador se quejó de que Estados Unidos se sienta con derecho a opinar sobre lo que pasa en otros países del mundo, sobre todo, luego de un  negativo reporte sobre la situación de los derechos humanos en México.

No le falta razón. El texto del Departamento de Estado es resultado de una demanda del Congreso y a lo largo de la historia del Reporte muchos otros gobiernos han expresado su rechazo.

Pero sucede. El mismo mandatario mexicano ha tenido un par de instancias en las que ha opinado sobre otros países y, a querer o no, ha desatado pequeñas tormentas diplomáticas.

El hecho es que Estados Unidos se siente obligado, literalmente por mandato divino, a defender los valores cristianos y la civilización occidental, incluso la democracia y los derechos humanos.

La realidad, dice el historiador estadounidense Robert Kagan, es que Estados Unidos ha sido desde su fundación "una nación peligrosa" –el título del primero de sus tres libros de historia estadounidense–.

Para Kagan, por 400 años los estadounidenses han incrementado constantemente su poder e influencia global, aún cuando ahora algunos creen ver ya señales de decadencia en su poder relativo.

Kagan opina que desde la época de los puritanos –una de las primeras colonias inglesas en el continente–, Estados Unidos no era una brillante “ciudad en lo alto de una colina”, sino un motor de expansión comercial y territorial que se impuso a los nativos americanos, a franceses, españoles, rusos y a los propios británicos del continente norteamericano. 

Antes del nacimiento formal de EU, sus habitantes y dirigentes creían que estaban destinados a un liderazgo global, sobre la base de ideas e ideales sobre el mundo y la naturaleza humana. 

La Declaración de Independencia, explica el historiador, es el documento que estableció la convicción estadounidense de que los derechos inalienables de toda la humanidad trascienden las fronteras territoriales y los lazos de sangre. El nacionalismo estadounidense, según ese análisis, siempre fue internacionalista en su esencia. 

Así, la Guerra Civil y la abolición de la esclavitud, serían de hecho el cumplimiento de los ideales de la Declaración de Independencia y "fueron también el punto de inflexión decisivo en la historia de la política exterior estadounidense".

Estados Unidos se ve a sí mismo y espera que el mundo lo vea como fuente de revolución política, cultural y social. Pero muchos dentro y fuera del país lo ven no sólo como una nación ambiciosa sino también como peligrosa.

Puede hablarse de un sector aislacionista, que en principio parecería menos interesado en el mundo fuera de sus fronteras. Pero el mundo ha llegado a ellos, sea por comercio, por migración, por inversiones o por intereses.

Con frecuencia no los reciben bien, pero a querer o no, el mundo y sus problemas están cerca de Estados Unidos –y del resto del mundo, México incluido– y no pide permiso.

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS 

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM               

@CARRENOJOSE

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