MALOS MODOS

Descarrilados

Tenemos que cuidar el Tren Maya, una obra que es la representación material de ese espíritu maravilloso que es el Segundo Presidente Más Popular del Mundo

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La oposición moralmente derrotada no halla cómo descarrilar a la Cuarta Transformación, así que, desesperada, acude a un descarrilamiento. Dicho esto, el otro día el Doctor Patán topó con unas imágenes la verdad no muy enaltecedoras del Tren Maya, ese Transiberiano del trópico ardiente, fuera de las vías.

En el entendido de que descarrilada, descarrilada, la oposición, es necesario decir que fue realmente inoportuno, por varias razones. La más inmediata, que poco antes Latinus difundió los audios donde presuntamente los primos de la bodoquiza (aprovecho para mandarles un abrazo fraterno) hacen bromas sobre el billete que se están metiendo con el tren y, peor, sobre el momento en que este, dicen, descarrile.

Bueno, descarriló. Sobre las bromas, hago un llamado a blindar a esos muchachos de la agresión neoliberal. No sé: un pase de lista de mi Epi, unas caricaturas sobre el golpe blando por ese ingenio chisporroteante que es El Fisgón. Algo así. Son chicos emprendedores y nobles, dedicados al trabajo y a la charrería. No les cobremos ese desliz.

La patria los necesita. Sobre el descarrilamiento, digo lo mismo. ¿Qué son unos centímetros fuera de las vías cuando hablamos de un proyecto como no hay dos, un prodigio de ingeniería que, tan pronto como baje de lo simbólico a lo tangible, hará palidecer de envidia a, digamos, los japoneses? Esa maquinaria prodigiosa desafía la selva hasta a 39 km/h, por mucho que la velocidad del otro día fuera de 10. ¿Saben ustedes el milagro que significa eso, en términos ingenieriles? Señor presidente: invite a un recorrido al Doctor Patán.

Me gustan los trenes y la velocidad y no le hago el feo ni a los cenotes con un poco de varilla, ni a los paninis. Estoy dispuesto a emplear mis próximas 72 horas de descanso en viajar de Mérida a Chichen Itzá, o la ruta que usted indique, y a escribir una crónica que, créame, hará retorcerse a los machuchones.

Compañeras, compañeros: tenemos que cuidar el Tren Maya, una obra que es la representación material de ese espíritu maravilloso que es el Segundo Presidente Más Popular del Mundo, un hombre que sintetiza lo mejor de Nicolás Maduro y de Bob el Constructor; un líder cósmico, pues, que sin embargo no pierde el alma pura y creativa de un niño, y que, se los digo como va, ha reinventado el mundo maya. Llegará el día en que un indígena agradecido escribirá en su honor un Popol Vuh 2.0. Un Popol Vuh del bienestar.

Me dice mi mujer que el otro sacrificio fueron los siete millones de árboles cortados, y que tengo que referirme a eso. Es cierto. Lamentablemente, se me acabó el espacio y en El Heraldo son muy estrictos con el número de palabras asignadas a cada columna. Será en otra ocasión.

Lo de interrupción del flujo es un término que prefiero no usar, disculparán. Es el límite de mi militancia.

POR JULIO PATÁN 

COLABORADOR 

@JULIOPATAN09

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