Mucho se ha dicho acerca de que México, Estados Unidos y Canadá están llamados a conformar un bloque altamente competitivo dentro del sector agroalimentario mundial.
Mientras otras regiones como la Unión Europea atraviesa problemas con sus agricultores y Sudamérica sufre con el cambio climático, Norteamérica registra mayor dinamismo e intercambio comercial de productos agroalimentarios y se confirma como un actor relevante para la seguridad alimentaria mundial.
Por ello, es imperativo guardar equilibrios y contar con reglas justas en el comercio trilateral.
Le doy un dato: el comercio agroalimentario entre las tres naciones superó los 135 mil millones de dólares en 2021. México se posicionó como el primer proveedor de alimentos de Estados Unidos, con un valor de mercado de 37 mil 789 millones de dólares y se ubicó como el segundo proveedor de alimentos de Canadá, por 966 millones de dólares.
Sin embargo, hoy se pone bajo la lupa una medida que puede afectar en el corto plazo los flujos comerciales de este sector altamente complementario e integrado y que repercutirá en los consumidores y dañará diversas industrias estadounidenses y mexicanas.
Esta semana, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) determinó implementar la norma de etiquetado de país de origen "Product of USA", únicamente para productos cárnicos, de ave y huevo provenientes de animales nacidos, criados, sacrificados y procesados en los Estados Unidos.
Esta medida, si bien se presenta como voluntaria, indudablemente tendrá un impacto negativo y regresivo en la integración regional en los sectores agroalimentarios de América del Norte.
Hoy más que nunca se deben cuidar el comercio justo, la no imposición de aranceles, la sanidad y la inocuidad, además de propiciar un comercio complementario, donde no se satanicen las importaciones y cada país haga valer sus ventajas competitivas.
Debemos avanzar, no retroceder, en la integración agroalimentaria México-Estados Unidos-Canadá.
No perdamos de vista el próximo proceso electoral en Estados Unidos, pues no se debe contaminar un tema productivo y de seguridad con decisiones políticas.
Bien por el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, quien aportará los elementos necesarios a las secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores para seguir integrando la mejor defensa de los intereses comerciales de nuestro sector agroalimentario.
Resalta también que el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) haya respaldado la posición de la Secretaría de Agricultura ante esta medida que podría convertirse en obligatoria si los minoristas la exigen, similar a normas privadas de inocuidad y calidad, generando costos adicionales y discriminación entre productos nacionales e importados.
La decisión del USDA no solo va en contra de la integración de América del Norte, sino que también puede generar desabasto en el territorio estadounidense al restringir la participación de sus principales proveedores y socios comerciales, México y Canadá.
Confiamos en que el tema llegará a buen puerto, en favor de los productores y consumidores, no sólo de la región de Norteamérica, sino del mundo.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
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