Una toalla sanitaria es una compresa absorbente de la sangre menstrual, uno de los métodos más frecuentemente utilizados en la gestión del periodo, con un costo unitario de alrededor de 1.40 pesos en su versión más económica.
Según el cuerpo de cada persona, la abundancia del flujo o sus actividades diarias, puede variar el número de toallas que utiliza al mes y por lo tanto el gasto que representan que oscila entre los 26 y los 50 pesos.
Esta explicación toma relevancia cuando caemos en cuenta de que se trata de un insumo básico para que una niña o adolescente acuda a la escuela y participe plenamente en ella y que representa un gasto oneroso, principalmente en familias con poco ingreso y donde hay más de una niña o mujer en la misma.
Sin acceso a toallas, tampones y otras alternativas, las estudiantes se quedan atrás; de acuerdo a una encuesta realizada por UNICEF, el 30% de las encuestadas han tenido que usar papel de baño durante su periodo por la falta de productos más adecuados.
Hay otros factores que deben atenderse para que la menstruación no sea una causal de rezago, ausentismo o abandono escolar como lo es la infraestructura adecuada en las escuelas, tomando en cuenta que más de 56 mil no tienen acceso a agua y casi 6 mil no cuentan con baños.
Además, es importante que las niñas y adolescentes (y la comunidad escolar en general) cuenten con información adecuada y oportuna sobre la menstruación y sobre los cuidados y atenciones pertinentes que deben tener.
Si bien cada vez son mejores los materiales que se incluyen en los libros de texto, estos no son suficientes ya que es necesario que las y los maestros tengan formación para poder manejar el tema de manera correcta evitando perpetuar tabúes, estereotipos, eufemismos y clichés que terminan siendo una forma más de violencia de género.
Todo lo anterior está ligado al concepto de pobreza menstrual, que es la falta de productos para la gestión del periodo, la falta de infraestructura y agua, y la falta de educación e información sobre el tema.
Esta, como las diversas clasificaciones de pobreza que existen, es un obstáculo para que las niñas vayan a la escuela, aprendan y participen en ella.
Es necesario concebir las acciones integrales para que la menstruación digna en las escuelas sea parte de una agenda permanente y progresiva.
Si bien, hay 16 estados que han avanzado en el tema reformando sus legislaciones, hace falta concretar presupuestos, políticas públicas y programas que no dependan de otras agendas.
En cuanto a la adecuación de infraestructura, convergen obligaciones y facultades de las autoridades municipales, estatales y federales para resolver temas complejos como el de garantizar las condiciones básicas en las escuelas, como el acceso al agua, por lo que en estos momentos de propuesta será importante escuchar lo que tienen qué decir las candidatas y candidatos de todos los puestos de elección popular de los tres niveles de gobierno.
Para conocer más sobre el tema y la relevancia en el aprendizaje pueden visitar nuestro más reciente estudio en:
https://www.mexicanosprimero.org/pdf/investigaciones/MENSTRUAR-EN-LA-ESCUELA_240306_132215.pdf
Jeny Farías
Directora de Proyectos en Mexicanos Primero
@jenyca
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