Más allá de buscar que más compañías de todos tamaños logren el distintivo de Empresas Socialmente Responsables (ESR), ahora se buscará escalar la actividad del sector filantrópico al manejo de data que permita reconocer su contribución a la economía, y por supuesto, al apoyo de grupos vulnerables.
Le comento que el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), que preside Ricardo Bucio Mújica, en los últimos meses se ha dado a la tarea de allegarse información de diferentes fuentes oficiales para expresar cual es el desempeño de las organizaciones civiles sin fines de lucro que lo mismo atienden temas de pobreza que de rezago educativo, acceso al servicio de salud y mejora en la alimentación.
Cemefi, como sabe, fue fundada en 1988 por don Manuel Arango, un empresario comprometido con las causas sociales adelantándose en muchos sentidos a los modelos ASG que desarrollan las empresas mexicanas en su interacción con la sociedad, el medio ambiente y el gobierno.
Como le decía, la idea es medir que está pasando con miles de donaciones que la sociedad, junto con las empresas, realizan en favor de causas sociales, de ahí que el corte que hace Cemefi al cierre de 2023 arrojó que su contribución fue equivalente a 1.42 por ciento del PIB, lo que significó un crecimiento de 6.9 por ciento.
Es importante resaltar que incluso en la pandemia los apoyos del sector filantrópico no dejaron de crecer, lo que habla del compromiso en el combate a la pobreza que tienen muchas fundaciones. Uno de los proyectos en los que trabaja en estos momentos Cemefi es medir los esfuerzos que desde la sociedad civil se han realizado para la reconstrucción de Acapulco tras el huracán Otis, destacando que un desastre de esa magnitud rebasó al gobierno y ha requerido sumar muchos esfuerzos de empresas y organizaciones no lucrativas.
La propuesta de Cemefi es relevante, porque como sabe, todo lo que se mide se puede mejorar.