Columna Invitada

La justicia No se negocia: Defendiendo la libertad y el Estado de Derecho en México

La justicia debe ser el pilar de nuestra democracia, no una herramienta para silenciar a los disidentes

La justicia No se negocia: Defendiendo la libertad y el Estado de Derecho en México
Susana Zatarain / Columna Invitada / El Heraldo de México Foto: Heraldo de México

Un gobierno que no respeta a su gente es un gobierno elemental, básico en su comprensión del poder, pero profundamente injusto. En un país justo y libre, la presunción de inocencia debe ser un pilar irrenunciable. ¿En qué cabeza cabe aceptar que un gobierno pueda encarcelar a sus ciudadanos sin un juicio adecuado? ¿En qué cabeza cabe votar a favor de que el gobierno pueda mandar a alguien a prisión sin pruebas ni justificación previa? 

El día de hoy, debemos explicar a un extranjero que en nuestro país basta con una simple acusación, incluso por el uso de una factura falsa, para que alguien sea encarcelado sin que se le garantice un debido proceso. Esto no es justicia, esto es represión.

Hoy, 38,000 personas están en prisión preventiva oficiosa, sin sentencia, sin pruebas concluyentes, solo porque una autoridad consideró que eran sospechosos de un crimen. En las cárceles se amontonan los inocentes, mientras las carreteras están llenas de narcos armados, sin miedo al gobierno. 

¿De qué sirve la cárcel si no hay justicia? ¿Qué clase de gobierno permite esto sin vergüenza? Esta es la verdadera desgracia de nuestro querido México. La prisión preventiva oficiosa representa el mayor fracaso en el proyecto de un Estado de Derecho. Es una ofensa a la historia y a las luchas de las transformaciones que pelearon contra el tirano. La tiranía es precisamente eso: encarcelar sin juicio, sin pruebas, a voluntad del gobierno.

Por eso, quienes creen que ampliar el catálogo de delitos para que el gobierno pueda encarcelar sin pruebas están ignorando lo que significa el Estado de Derecho. Votar a favor de la barbarie es despojar a los ciudadanos de la protección más elemental que tienen frente al Estado: no ser molestados por el gobierno sin que haya evidencia concreta de un delito. Como humanista, no puedo estar a favor de la cárcel sin justificación. Ser humanista es defender siempre la dignidad de la persona, por encima de cualquier impulso autoritario o de justificación estatal.

Lo más valioso que tenemos como mexicanos es la libertad de votar y defender lo que creemos es lo mejor para el país, sin que nos presionen o nos coarten. La verdadera valentía está en alzar la voz contra el abuso de poder, contra la represión y contra la deshumanización. Los senadores de hoy, embriagados por el poder, votan sin conciencia, sin escuchar razones. En esta etapa tan oscura de la República, hay voces libres y valientes que se oponen a la expansión irracional del poder público, y eso quedará registrado en la historia.

Cuando un gobierno oprime a sus ciudadanos, no solo muestra su intención de controlar, sino de silenciar a quienes piensan diferente. En lugar de fortalecer nuestras instituciones, garantizar nuestras libertades y mejorar nuestra democracia, el gobierno prefiere crear leyes que atacan nuestros derechos fundamentales. 

La prisión preventiva oficiosa es el ejemplo más claro de esta tendencia autoritaria: permite encarcelar sin pruebas y silenciar sin juicio, violando la dignidad humana. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ya ha condenado esta figura, pero, con soberbia, Morena prefiere ignorarlo.

Hoy, el oficialismo avanza sin límites: ya controlan el Poder Judicial, han desaparecido órganos autónomos y ahora buscan silenciar a la oposición. Con esta reforma, cualquier mexicano, como tú, como yo, podría terminar en prisión por una simple acusación falsa. Imagínalo: inocentes tras las rejas, mientras los verdaderos criminales siguen libres. ¿Esto es seguridad o represión?

Estas medidas no resuelven el crimen ni la inseguridad, solo aumentan el poder del Ejecutivo, convirtiéndolo en un agente de abuso y violación de nuestros derechos más fundamentales. Pero desde el PAN, no me rindo. Soy parte de la resistencia, de quienes luchamos por una justicia que respete y defienda a todos los mexicanos, sin importar su origen, ideología o situación.

La prisión preventiva oficiosa, lejos de ser una herramienta para combatir la delincuencia, es un instrumento de persecución y represión. La aplicación automática de esta medida socava el principio de presunción de inocencia y convierte a las personas en víctimas de un sistema que no distingue entre lo justo y lo injusto. ¡México, despierta! La justicia no puede extinguirse. Es el momento de alzar la voz y defender nuestros derechos antes de que sea demasiado tarde. 

La justicia debe ser el pilar de nuestra democracia, no una herramienta para silenciar a los disidentes. Necesitamos un sistema judicial que respete la libertad y la dignidad de cada mexicano, sin caer en la tentación de usar el poder del Estado como un mecanismo de represión.

¡México, levántate por la justicia y la libertad! No permitamos que se extinga lo más valioso que tenemos: nuestra capacidad de vivir en un país donde se respete la ley y donde todas y todos, sin excepción, tengan derecho a un juicio justo.

Por: Susana Zatarain Garcia

Senadora de la República por el PAN

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