Al presidente estadounidense poco o nada le importa poner al mundo de cabeza. Las pérdidas acumuladas ascienden a los 6 millones de millones de dólares, pero él y sus amigos ganaron. No lo digo yo. Él mismo lo afirmó. Estaba en la oficina oval de la Casa Blanca y comentó lo mucho que habían ganado sus amigos con el desplome y posterior crecimiento de las bolsas.
Hace una semana que el Ejecutivo federal de los EEUU anunció el cambio del paradigma comercial mundial; después de siete días, escuchamos se frenaban los aranceles (si bien no con China, es cierto). Uno tras otro, anuncios bipolares que generan turbulencia, incertidumbre y recesión económicas. Una semana de locos y todo indica esto apenas empieza...
Permítanme resumirlo así: se sospecha que, para Trump, el objetivo de los amagos arancelarios rutinarios es poder manipular los mercados —a partir de información privilegiada (que básicamente proviene de que solo él conoce lo que hará o dejará de hacer a cada paso)— y de esa manera poder enriquecerse (más) y también a sus allegados.
Veamos los ingredientes que se están cocinando al unísono:
(1) el Trump que no sabe lo que hace;
(2) el que de todo hace para lograr que el dólar sea una moneda “barata” y eso permita exportar más y tener un mayor número de industrias asentadas y establecidas fiscalmente en Estados Unidos;
(3) el presidente que intenta romper las cadenas de suministro y eleva los costos de producción;
(4) el que está logrando que su país deje de ser considerado una potencia (y con una moneda) económica confiable;
(5) el que busca agradar irresponsablemente a algunos de sus votantes; y
(6) el que primordialmente busca incrementar su fortuna.
París bien vale una misa o, lo que es lo mismo, enriquecerse a costa de otros bien vale unos puntos de popularidad, ¿no? Con el tsunami que representaron los aranceles, para luego ponerlos en pausa, su popularidad disminuyó, pero su fortuna se incrementó.
Mas en Estados Unidos existe una comisión que observa, y castiga cuando se comprueba, que compradores / vendedores de acciones se ponen de acuerdo o poseen información privilegiada para obtener ganancias.
Dado que se trata del presidente de esa nación, ¿quién investigará sus actos en materia arancelaria y de comercio exterior y con qué consecuencias? Además, el Congreso de los Estados Unidos hará algún tipo de investigación? Al tener la mayoría republicana, uno podría pensar que le darán carta blanca a Trump, pero lo cierto es que ya van muchos senadores y congresistas republicanos que están poniendo reparos a su actuar.
Trump ha hecho ciertas declaraciones que indican que continuará con su “arte del trato” (trompadas y destrozos). El mandatario está jugando con el equilibrio mundial, pues sostiene contra el gigante asiático aranceles de más del 100%.
¿Podrá mantener su balandronada? La cantidad de recursos naturales que maneja China amenaza con ponerlo a él y a su gobierno de rodillas.
Trump ha metido al mundo en una vorágine cardiaca. NASDAQ sufrió hace unos días uno de los peores días en lo que va de su existencia; acto seguido alcanzó su mayor alza porcentual diaria desde 2001.
¿Hasta dónde llegará Trump?, ¿hasta cuando le pondrán sus propios partidarios un alto a las ventajas que está obteniendo como presidente?
No sé si lo que el señor está haciendo sea abiertamente ilegal; de lo que no me cabe la menor duda es que es inmoral.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
COLABORADORA
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
MAAZ