Columna Invitada

Diferentes perspectivas

El comercio chino ha ganado terreno en México, prueba de ello es el incremento de automotores eléctricos de la marca BYD que superan infinitamente las ventas de la estadounidense Tesla

Diferentes perspectivas
Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Inmersos como estamos a la espera de las nuevas políticas de Trump que afectan a todo el mundo, hemos perdido perspectivas que impactan directamente en aquellos resultados que pueden presentarse, principalmente para nuestro país.

Aquí una muestra de lo que diversos eventos pueden variar la trayectoria de lo que algunas personas consideran un daño inevitable.

La economía estadounidense ha conseguido un increíble nivel de crecimiento; sin embargo, el punto débil de su crecimiento es la enorme y cruda realidad de la mayor parte de la fuerza laboral americana, que ha perdido ciudades enteras, por la relocalización de las fábricas y con ello se ha generado pobreza y dependencia de bienes y servicios que anteriormente representaban el crecimiento del bienestar nacional.

Lo anterior, ha fomentado el enorme descontento de la población de aquel país, que junto con aquellos que lograron cruzar la frontera hace más de diez años, y que ahora, a pesar de vivir en la ilegalidad, tienen hijos e hijas que por voluntad propia jamás retornarían a los países de Hispanoamérica de los cuales provienen.

La razón de lo anterior es que la industria no da empleo a las personas, sino que se basa en grandes capitales, que conforman el PIB nacional, pero que, en realidad, no dan empleos a sus ciudadanos. Con lo anterior creció una enorme discriminación cruzada entre diversos sectores poblacionales, que sólo se unieron por el hecho de sentirse americanos y desplazados de un trabajo que les proveyera beneficios a sus familias. Lo que, por supuesto, llenó el orden discursivo de Trump.

En ese sentido, el nacionalismo permea entre ciudadanos americanos, inmigrantes que se han establecido, quienes consideran que la razón de la reducción de los derechos tiene que ver con la deslocalización de la industria y la invasión de estupefacientes.

Hasta ahí, es comprensible por qué la mayoría de los latinos que tienen posibilidad de voto en Estados Unidos, apoyaron al nuevo gobierno, a pesar de que amenaza con deportaciones masivas de indocumentados, ya que ellos en el nuevo orden, no sienten extranjeros o migrantes, sino poseedores del sueño americano.

Pero eso ya lo teníamos claro, lo que no habíamos visualizado es que el rechazo de la población americana, hacia México, nace de un sentimiento de impotencia al observar como el semillero juvenil que poseen, expande su adicción a un producto que ha colapsado a las ciudades más importantes de aquel país.

Aclaremos que siempre hubo un problema de adicciones, pero esta nueva sustancia genera una destrucción acelerada de las personas, lo que condiciona y pone en riesgo el futuro de la nación americana.

En ese sentido, al no encontrar soluciones que eviten la propagación de la enfermedad adictiva, se adhieren al discurso envilecedor hacia nuestro país que atenta contra lo que se considera el proveedor de su veneno, pero lo que en realidad sucede es que esto pone al descubierto el enorme miedo de perder generaciones enteras de ciudadanos que deben ser responsables de sostener la economía, a través de lo que siempre valoraron: su liderazgo en ciencia, avances tecnológicos, economía e industria armamentística; lo que va decreciendo frente a la fuerza de la nación China, que tiene prohibido a sus ciudadanos, con penas punitivas extraordinarias, el comercio y utilización de estupefacientes, paradójico que hoy, el gigante asiático sea el proveedor de dicha sustancia que a pasos agigantados va demoliendo el mayor patrimonio americano, su juventud, cuando en el pasado la pérdida de poder de la nación asiática, se dio justamente por el consumo del opio, provisto por países occidentales.

China por su parte, ha logrado lo que se ha propuesto: la división de la mayor parte de los bloques económicos del mundo, para facilitar la entrada ya no sólo de sus productos, sino de su tecnología, debido al problema oculto que ellos tienen a partir del estallido de una fuerte burbuja inmobiliaria, y la débil demanda interna, ha sido el freno del crecimiento económico del país.

Este cambio de paradigma ha conseguido que China pase de importador a exportador de capital para establecer nuevas instalaciones productivas. Antes de 2015, aquel país invertía menos de lo que recibía, pero a partir de entonces el balance es a la inversa.

De momento, el plan de expansión se da sobre todo en sectores vinculados a la transición energética, autos eléctricos, baterías, paneles solares, electrolizadores para la producción de hidrógeno verde y un largo etcétera. Expertos consideran que el cambio de estrategia chino tiene mucho que ver con sus problemas de sobrecapacidad en las tecnologías verdes, por las que ha apostado fuertemente.

En 2023, China fue de nuevo el principal impulsor de las energías renovables en el mundo. Invirtió alrededor de doscientos setenta y tres mil millones de dólares. Más del doble que Europa y casi el triple que Estados Unidos.

El exceso de producción tiene como resultado márgenes de beneficios cada vez menores. Actualmente, por ejemplo, hay más de 130 marcas de autos eléctricos, y se espera que a finales de esta década solo cerca de 20 serán rentables. Esto ha llevado a muchas empresas a buscar márgenes mayores en el extranjero. No sólo exportando, sino también construyendo fábricas.

El objetivo es dominar sectores tecnológicos avanzados como robótica y vehículos eléctricos, moviéndose más allá de ser solo una base de manufactura barata. Al garantizar que países dependan de sus productos, China gana influencia económica y política.

Lo más importante es que China ya no se conforma con producir barato. Ahora busca controlar industrias estratégicas y asegurar su posición en la innovación global. Por ejemplo, su liderazgo en el desarrollo de baterías para vehículos eléctricos está transformando el sector automotriz.

El comercio chino ha ganado terreno en México, prueba de ello es el incremento de automotores eléctricos de la marca BYD que superan infinitamente las ventas de la estadounidense Tesla.

Dos décadas después, China es el proveedor más importante de bienes de la región latinoamericana. A su vez, estos países son proveedores clave de materias primas para Asia, especialmente en productos como el cobre, litio y la soya. Esto convierte a la región en la principal receptora de las inversiones, tanto así que han eclipsado los de otra gran potencia norteamericana.

Canadá, donde independientemente de si manda la derecha o la izquierda, la riqueza por persona lleva varios años estancada. Entender la situación actual de Canadá es fundamental para entender por qué la reunión en Mar A Lago con Trump fue entre ellos, evitando a México.

POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB

EEZ

Temas