La escritora de origen madrileño Rosa Montero señala en su libro Pasiones Santillana Ediciones 2007, “…lo pasional es la enajenación que produce: el enamorado sale de sí mismo y se pierde en el otro, o por mejor decir en lo que imagina del otro”.
En cierta ocasión o un mal día Carlitos el protagonista del citado libro del escritor José Emilio Pacheco, se encontró a un ex compañero de la escuela de apellido Rosales a quien invitó a comer y le dice, “…mira, Carlitos, no sé cómo decirte: la mamá de Jim Murió”.
“Regresé a mi casa y no puedo recordar qué hice después: Debo de haber llorado días enteros, -rememora Carlitos-Me acuerdo, no me acuerdo ni siquiera del año. Sólo estas ráfagas, estos destellos que vuelven con todo y las palabras exactas. Solo aquella cancioncita que no volveré a escuchar nunca. Por alto esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo”.
El título de este texto se lo debo al escritor uruguayo Mario Benedetti, quien además entro otros libros escribió La Tregua la historia de Martín Santomé, de 50 años, viudo y con tres hijos, “Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en condiciones de jubilarme”.
De acuerdo al relato, a Santomé le asignan en su oficina tres nuevos empleados, dos hombres y una joven mujer de nombre Laura Avellaneda; anota en su diario, “Sigo sin averiguar qué es lo que me atrae en Avellaneda. Hoy la estuve estudiando. Se mueve bien, se recoge armoniosamente el pelo, sobre la mejilla tiene una leve pelusa, como de durazno”.
Inicia la conquista de la guapa Avellaneda, ella responde a la seducción; renta un departamento donde hacen sus encuentros amorosos, “Esta tarde hicimos el amor. Lo hemos hecho tantas veces y sin embargo no lo he registrado. Pero hoy fue algo maravilloso”.
Santomé registra lo siguiente, “Salimos de la oficina casi juntos, pero ella no quiso ir al apartamento. Está resfriada. Así fuimos a la farmacia y le compré un jarabe expectorante…Avellanada no vino a la oficina…hoy si empecé a extrañarla…de pronto me resultó insoportable que no viniera…Tampoco hoy vino Avellaneda…”.
El 23 de septiembre, Santomé escribe en su diario, “A las 3 de la tarde, sonó el teléfono. Rodeado de empleados, formularios, consultas levanté el tubo…Una voz de hombre dijo: ¿El señor Santomé? Mire, está hablando con un tío de Laura. Una mala noticia, señor. Verdaderamente una mala noticia. Laura falleció esta semana”.
Regresamos a Rosa Montero, en su libro arriba mencionado, “La pasión es un impulso místico, un sentimiento religioso (de religare, unir), que nos apremia a fundirnos con el otro, porque al deshacernos en el amado nos hacemos indestructibles. Se ama contra la muerte, como una manera de escapar de ese despeñadero hacia la nada que es la vida”.
Más aún, agrega Montero, “Todas las pasiones son iguales y todas son al mismo tiempo diferentes, porque varía el escenario, las necesidades de cada cual, la manera en que nos enfrentamos a la felicidad y a la desdicha”.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ