La llegada de Trump a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica genera preocupación en muchos mexicanos; saben que, si cumple sus amenazas en contra de nuestro país, corremos el riesgo de una grave crisis económica. En su primera campaña, gran parte de su oferta electoral fue atacar a México y aunque sus decisiones como presidente no derivaron en grandes problemas para nosotros, la amenaza de la guillotina siempre estuvo presente.
Por eso hay quienes aseguran que no debemos temer a un segundo mandato de Trump al frente de la Casa Blanca, afirman que puede repetirse la misma historia de hace cuatro años, no entienden que las circunstancias se han modificado sustancialmente desde entonces. Para empezar, el expresidente no es el mismo, se endureció después de su derrota en 2020, se muestra más decidido a cumplir con su ideario político, el cual sobra decir, es de extrema derecha.
Ahora son otros los conflictos Internacionales, Trump se ha manifestado abiertamente en apoyar a Israel para acabar con sus enemigos y en dejar de brindar ayuda a Ucrania en su conflicto contra Rusia. China se ha consolidado como el principal adversario comercial de los Estados Unidos y, por primera en la historia, existe un riesgo fundado de que los estadounidenses pierdan la supremacía económica en el orden internacional.
México, su vecino y principal socio comercial también cambió en los últimos años; Morena consolidó su hegemonía política y con las recientes reformas constitucionales se eliminaron los contrapesos al poder presidencial. En materia internacional, los gobiernos de la 4T se han mostrado proclives y hasta condescendientes con algunas naciones que para los Estados Unidos representan un problema, en muchas ocasiones, hasta parecen jugarle las contras a su vecino.
El expresidente López Obrador aprovechó la debilidad en el gobierno de Joe Biden para impulsar una agenda distinta, la cual no solo dejó de estar alineada con las naciones de Norteamérica, sino que tiene una visión completamente diferente. México dejó de buscar su integración económica, cultural y social con los integrantes del T-MEC para explorar otras posibles alianzas, por ejemplo, fueron constantes su guiños hacia países con regímenes autoritarios como China.
Además, en su afán por erigirse como el líder de los países de izquierda en Latinoamérica, el expresidente expresó su respaldo a personajes que consolidaron su poder basándose en la violencia y la supresión de libertades. Es así como México se convirtió en el socio incómodo del tratado comercial más grande e importante de nuestra historia, incluso Canadá ya ha expresado sus preocupaciones sobre la permanencia de nuestro país en el tratado.
Si el deseo del actual gobierno mexicano es seguir limitando la integración de nuestro país con sus vecinos del norte, entonces vamos por buen camino, nuestras políticas cada vez generan más dudas a los Estados Unidos y Canadá. Para que el tratado siga siendo exitoso, no sólo se trata de poner atención en las importaciones y en las exportaciones, también es necesario compartir objetivos en común y una visión similar de futuro que nos permita seguir caminando juntos.
La mesa está puesta para el gobierno de la 4T, tiene la fuerza suficiente para decidir qué hacer con nuestro país y para encaminar el destino de los mexicanos hacia donde ellos decidan, la oposición no tiene la capacidad de arruinar sus planes.
Nuestro futuro inmediato dependerá exclusivamente de sus decisiones, no podrán culpar a nadie de los próximos resultados, ni siquiera a los gobernantes de los otros países, ellos solo están haciendo lo que les toca; defendiendo los intereses de su pueblo.
POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR
COLABORADOR
@HSERRANOAZAMAR
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