El Sol me hizo volver a Acapulco. Rumbo a la Arena GNP me llenó de nostalgia ver y sentir el silencio del dolor, la destrucción y la soledad del entorno que abraza al que fue el primer puerto turístico internacional de México. No pude evitar sentir culpa por el olvido total al lugar que fue testigo de inmejorables y grandes vivencias en todas y cada una de las etapas de mi vida. Lleno de múltiples sitios que, desde mi niñez, he disfrutado al máximo y han llenado de diversión, alegría y anécdotas mi propia historia.
Quien también visitó este paradisiaco lugar, solo por 12 horas, fue Otis: un huracán de 270 km/h que prácticamente destruyó todo, dejando 50 muertos y 30 desaparecidos (cifras oficiales) y un futuro negro para quienes servían al turismo, sobre todo para quienes éste representaba su única fuente de trabajo. El 25 de octubre de 2023 marca un antes y un después en la historia del Estado de Guerrero. A menos de un año de este suceso, llegó John, huracán que toco tierra en el municipio de Marquelia el 23 de septiembre de 2024, regresando al mar y golpeando doble, lo que causó la inundación de 40,000 casas, así como grandes daños.
Al enterarnos de la noticia en el resto del país se abrieron dos foros: (1) aquellos que perdieron parte de su patrimonio por tener una propiedad en la zona más exclusiva, Punta Diamante (el Nuevo Acapulco), donde sus periodos vacacionales, puentes y fines de semana se convertían en grandes descansos, diversión y placer; y (2) aquellos que perdieron su casa, donde dormían todos los días, donde se reunían después de largas jornadas de trabajo y en donde la sencillez era el sello de sus aposentos. Todos hablaban de la tragedia y muchos trataban de ayudar con lo que les era posible, tiempos de solidaridad.
Hoy, a un año un mes del primer huracán, y a dos meses del segundo, vive un Acapulco en la soledad y en la melancolía; muy lejos del Acapulco alegre, de fiesta y, diversión, siempre lleno de gente en playas, calles, centros comerciales, restaurantes, shows y cualquier espacio, apto o improvisado, para disfrutar las delicias del puerto turístico que fue el más importante de México y del Mundo.
Mi sentir me lleva a preguntarme: ¿dónde están los políticos y empresarios que “convencieron” a los ejidatarios para desarrollar Punta Diamante? seguramente en la comodidad de sus múltiples propiedades producto de esta leonina negociación. ¿Dónde están los servidores públicos que autorizaron la construcción de grandes edificios sin contar con las mínimas medidas preventivas necesarias? ¿Dónde están las grandes inmobiliarias que engañaron a los compradores con majestuosos edificios en los que la tablaroca sería el material principal de un lugar “seguro”? ¿Dónde están las grandes aseguradoras que vendieron sus productos con la idea de vivir en paz y seguros al “proteger” el patrimonio? ¿Dónde están el gobierno y el pueblo solidario para seguir apoyando a las familias que no tienen fuente de ingresos?
De esta desgracia también muchos se beneficiaron y habrá algunos que, por negocio, hagan equipo para rescatar lo que hoy está muerto. Ojalá, pero no será a corto ni mediano plazo; tomará mucho tiempo ver y sentir nuestro Acapulco como en los setentas, ochentas y también noventas cuando estas hermosas playas estaban lejos de la delincuencia organizada y eran un gran motivo de fiesta.
Grandes beneficiarios serán algunos abogados con juicios de 5, 10 y hasta 20 años para hacer valer los derechos de quienes hoy la naturaleza los hizo perder todo, o mucho de su patrimonio. Todo al margen de los múltiples intereses de gobiernos, empresarios y políticos que seguramente ya están maquinando nuevas fortunas. Así lo pienso ¿Y tú?
Juan Luis Montero García
Abogado Penalista
W: @JuanLuisMontero