Se acaban de cumplir 35 años de la caída del muro de Berlín. Este símbolo de opresión, construido en 1961 por el régimen comunista de la República Democrática de Alemania (RDA), dividió familias, ciudades y culturas durante casi tres décadas. Miles de personas arriesgaron su vida para intentar cruzar del este autoritario hacia el oeste libre; curiosamente, no hay un solo caso documentado en sentido opuesto. Su colapso significó no solo la reunificación de Alemania, sino también el principio del fin de la Guerra Fría y una victoria global para los ideales de la libertad y la democracia.
La caída del muro de Berlín fue el gráfico fracaso económico y político del socialismo real; pero contrario a lo que suele pensarse, esta ideología no desapareció como amenaza a la libertad, a pesar de que haya surgido un nuevo orden mundial después de aquel noviembre.
Hoy hay regímenes inspirados en el marxismo en países como China, Corea del Norte, Nicaragua, Cuba o Venezuela, además de que existen organizaciones internacionales promotoras de esta ideología, como es el caso del Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, la Internacional Progresista o, en suma, toda la “galaxia rosa” excelentemente documentada por el politólogo alemán Sebastian Grundberger. Quizá la principal diferencia entre los antiguos comunistas y los actuales, es que ahora intentan llegar al poder a través de las elecciones para después socavar la democracia desde dentro: México es un triste ejemplo.
A propósito de eso, hace unos días se llevó a cabo en nuestro país el Foro “América Libre”, que contó con la participación de más de setenta organizaciones y cientos de invitados de todo el mundo, que reflexionaron sobre la preocupante situación política en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Colombia o México. Entre ellos, varios presos políticos que enfrentaron regímenes totalitarios que llegaron al poder prometiendo la felicidad colectiva pero que construyeron distopías de odio, represión y muerte. Se escuchó, entre otros, el testimonio de María Corina Machado, quien habló del burdo fraude electoral de Nicolás Maduro, así como de la heroica lucha que se está llevando a cabo para que se reconozca el triunfo de Edmundo González Urrutia.
El aniversario de la caída del muro de Berlín es un buen momento para recordar que la libertad y la democracia no son conquistas permanentes, sino valores que requieren una defensa constante y permanente.
Enfrentar las nuevas formas de autoritarismo exige una ciudadanía activa, instituciones robustas y un compromiso renovado con los valores de libertad, justicia, solidaridad y dignidad humana.
POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL
POLITÓLOGO
@FERDOVAL
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