Columna invitada

Guillermina

Eran las últimas décadas del siglo pasado; fueron los años del explosivo crecimiento de Ciudad Juárez

Guillermina
Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Eran las últimas décadas del siglo pasado; fueron los años del explosivo crecimiento de Ciudad Juárez. Cientos de maquiladoras se abrían y miles de obreras procedentes del sur llegaban a esas líneas de ensamble y producción para ganar un salario que compartir con sus familias y construirse un futuro, por cierto, incierto.

Jovencitas necesitadas de todo, quienes abarrotaban los centros de diversión el fin de semana, abandonadas por sus remotas familias. Vivían en el Noa Noa.

Nació el Centro de Apoyo a la Mujer Obrera. Allí había un sitio para descansar, recibir asesoría legal y psicológica. Guillermina Valdez de Villalba era el alma del organismo. Iba y venía; conseguía apoyos y se inconformaba por los abusos contra las jovencitas por sus patrones y también por los leguleyos -disque abogados de sindicatos-.

Vaya tiempos que vivió Juárez: una tasa rampante de feminicidios y conductas de desprecio hacia la mujer -así, en genérico-. El municipio -por cierto, asaltado por empresarios sin escrúpulos-, era la única autoridad en la región, ya que, de la presencia de estado, la única representación era la recaudación de rentas -así de evidente era la señal de desprecio de la ciudad capital hacia la fronteriza ciudad-: solo le importaba "la recaudación".

Guille armó también la coordinadora regional del Colegio de la Frontera - Colef-. Había que poner en números la tremenda crisis social de esa región y llevarla al lejano gobierno federal y denunciar ante organismos internacionales las inequidades y abusos hacia la mujer obrera.

Conocí a Guille y trabajamos juntos: ella en Chihuahua y yo en Mexicali, estructurando el naciente Colef de la mano de Jorge Bustamante. Todo iba bien. Venía un programa social y cultural de la federación para las fronteras... cuando un lamentable accidente aéreo del lado americano nos quitó a Guille.

Años después llegue a la región como Cónsul de México en El Paso: vaya que se sentía la ausencia de Guille y de instituciones comunitarias en favor de la mujer. Yo trabajé el tema de menores migrantes no acompañados. pero el tema mujeres… seguía sin liderazgo.

A los años de su partida crece su estatura social, -por cierto no recordada-, ahora que vivimos en México, el tiempo de mujeres.

POR ANTONIO MEZA ESTRADA

COLABORADOR

YERBANIS33@GMAIL.COM

MAAZ

 

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