Cuando la cadena de televisión Univisión anunció la dos town halls con los candidatos presidenciales, ambos aceptaron, pero con condiciones. El republicano Donald Trump, pidió hacerlo en Miami, frente a una audiencia compuesta por cubano-estadounidenses.
La demócrata Kamala Harris solicitó que su reunión se hiciera en Las Vegas, con asistentes mexico-estadounidenses. La formulación no es un accidente: cubano-estadounidenses son vistos como partidarios republicanos; los mexico-estadounidenses son tradicionalmente favorables a los demócratas.
Miami es una ciudad formalmente en manos de cubanos influenciados aún por el anticastrismo de sus padres, que ejercen una desmedida influencia en la política de EU hacia Cuba, y en los últimos años, con respaldo de centroamericanos, colombianos y venezolanos que salieron de sus países empujados por la violencia política como por necesidad económica.
Los mexico-americanos han sido una audiencia demócrata, pero en los últimos años, a medida que el grupo ha crecido en números y sus descendientes llegan a la mayoría de edad, asumen posiciones políticas distintas. Las Vegas, corazón del estado de Nevada, ha provocado dudas entre demócratas y esperanzas a republicanos.
Cierto que las definiciones no son absolutas, pero los porcentajes son ejemplo de la división política entre latinos. Por origen nacional, pero muestran en buena parte que como bloque de votantes, los latinos tienen diferencias políticas, religiosas, sociales, y que las nuevas generaciones se parecen cada vez más a la población general.
Para hacerlos un grupo más apetitoso, sin embargo, son una minoría con un impacto social, demográfico, económico y político creciente.
Ahora, según la Universidad de California, los latinos presentan un producto bruto de 3.7 millones de millones de dólares, mucho más que cualquiera de los países de donde proceden y casi 15 por ciento del PIB estadounidense. De acuerdo con el Centro Pew de Investigación, en 2023 había unos 63.7 millones de hispanos, de los cuales 36.2 millones están hoy en posibilidad de votar.
Su crecimiento ha sido de alrededor de un millón de votantes anuales, pero la inmigración ya no es el motor principal de ese incremento. La mayoría, hoy, son nacidos en EU.
"Los orígenes de los hispanos en EU han comenzado a cambiar a medida que cambian los patrones de inmigración desde América Latina. Cabe destacar que el número de inmigrantes mexicanos que viven en Estados Unidos ha disminuido, mientras que el número de inmigrantes que se identifican como dominicanos, venezolanos, guatemaltecos, hondureños, salvadoreños o de otro origen hispano ha aumentado", indicó el reporte.
De acuerdo con los datos del Pew, para 2021, "las 5 poblaciones hispanas más grandes en Estados Unidos por grupo de origen fueron los mexicanos (37.2 millones), los puertorriqueños (5.8), los salvadoreños (2.5), los dominicanos (2.4) y los cubanos (2.4). Los otros 3 grupos de origen con poblaciones de más de un millón fueron los guatemaltecos (1.8 millones), colombianos (1.4) y hondureños (1.1)”.
Se cree que habrá más de 17 millones de votantes hispanos y aunque ciertamente no son todos los que pudieran ser, su impacto se ve multiplicado por su presencia en estados bisagra como Arizona o Nevada, de los que se cree dependerá el resultado de la elección.
El bloque latino será en 20 años la segunda minoría de EU. La primera, los blancos anglosajones. De los 56 latinos que se encuentran en la Cámara baja, 38 son demócratas, incluso 22 de origen mexicano, y 18 republicanos, de los que cuatro con ascendencia mexicana. De los cinco senadores latinos, tres tienen raíces en México.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
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@CARRENOJOSE
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