ARTE Y CONTEXTO

Ya viene la Rosca de Reyes

Esta columna de hoy es un tributo a la amistad, a las reuniones que las fortalecen y a las ceremonias que las consolidan

OPINIÓN

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Julen Ladrón de Guevara / Arte y Contexto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Sólo han transcurrido cuatro días desde que estrenamos el 2024 así que tendré que ser paciente. A veces el año se tarda en arrancar y eso me causa un poco de ansiedad pero, mientras el mundo se termina de estabilizar, seguiré reuniendo los pares de aretes que aún tienen compañero, juntando las cadenas de plata (dos en total) que hay que arreglar y los pocos relojes que tengo para llevarlos a mi nuevo relojero, que está en la calle de Palma en el centro de la ciudad.

No son nada especial ni son costosos pero tengo ganas de usarlos y de tener la experiencia de entrar a ese edificio antiguo para preguntar por el señor Miguel como toda una experta en la materia. 

Sin embargo, mis cosas de plata y yo estamos de luto porque mi joyero de cabecera acaba de fallecer. Él se llamaba Oswaldo y tenía su local en el mercado de San Juan de curiosidades. Sabía mucho de Art deco mexicano y nunca me dio gato por liebre, además amaba su trabajo. 

Era una especie de curador de arte con un gran conocimiento de la historia de la joyería mexicana y la verdad, lo extraño mucho. Por suerte su hermano está bien y será el encargado de componer mis joyitas para que este año las pueda lucir cuando se me antoje salir a la calle y sentirme bonita.

De lo que más le compraba eran aretes pequeños, dijes de corazón y los juego de aretes con dijes de madreperla porque me daba buen precio y eran de diseño sencillo. 

Además la experiencia de visitarlo, de platicar con él, verlo limpiar las cosas tan bonitas que ofrecía y los rituales que teníamos juntos se fueron con él; también se murieron y con ello, una parte de mí. Espero que este año pueda encontrar algo nuevo que me de tanta ilusión como cuando descubrí a Oswaldo, algo con esa misma ilusión en mi corazón porque eso se fue para siempre. 

En fin, ese es el problema de estar vivos, en cualquier momento te puedes adelantar en el camino, colgar los tenis, chupar faros o estrenar tu pijama de madera, como dicen en los mercados. 

Pero el año que apenas comienza nos ayuda a renacer y las cosas por venir están a la vuelta de la esquina, como la Rosca de Reyes y los tamales de la Candelaria, que cierran el ciclo de festejos culinarios. Creo que este año voy a ir a la partida de Rosca de mis queridos amigos Juan Manuel y Ramón, porque ya es una tradición de años y me divierto mucho.

Iré por eso y porque restaurar la vida con la continuidad de las tradiciones personales es una manera de homenajear a quienes también nos aman. Así que esta columna de hoy es un tributo a la amistad, a las reuniones que las fortalecen y a las ceremonias que las consolidan.

Por eso, ya estoy escogiendo qué me voy a poner para ir con mis amigos, renovar nuestros votos y pensar un poquito en Oswaldo y el gusto de haberlo tenido en mi vida. 

POR JULEN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX  
@JULENLDG

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