Es una realidad, las personas más preparadas tienen mejores condiciones de vida. En México la educación es un medio importante para acceder a mejores ingresos, poder y estatus. Sin embargo, apenas cifras recientes señalan que entre la educación secundaria y la media superior cerca de 2 millones de alumnas y alumnos de escuelas públicas dejan de estudiar.
La disparidad en el acceso a una educación de calidad está marcada por diversas desigualdades sociales, como los niveles de ingresos, el origen étnico, el género, entre otros. Según los resultados de la Prueba PISA 2015, un adolescente con ingresos elevados tiene entre 4 y 5 veces más probabilidades de obtener un buen rendimiento académico en comparación con aquellos de ingresos bajos.
Niños y jóvenes provenientes de entornos económicos y culturales desfavorecidos enfrentan limitaciones para acceder a los materiales y participar en las actividades necesarias para su educación. Asimismo, suelen asistir a escuelas con deficientes condiciones de infraestructura y formación docente. En el país, el 20% de los alumnos de educación básica carece de mobiliario básico, cifra que se eleva al 70% en el nivel de preparatoria.
Por tal motivo, dichos alumnos y alumnas tienden a desarrollar menos habilidades educativas que sus pares con mejores condiciones, lo cual incide de manera negativa en su avance educativo.
En cuanto a las desigualdades de género, si bien ahora las niñas y adolescentes tienen más acceso a la educación, persiste una visión estereotipada en cuanto para lo que son buenas, lo cual se reflejó en la PRUEBA PISA 2015, en promedio las mujeres tienen resultados inferiores en matemáticas, lo cual impacta en su futuro profesional, pues tienden a inclinarse por carreras menos técnicas.
Es preciso señalar, sí hay avances en materia de educación en México, por ejemplo el 94% de niñas y niños del país acuden a la primaria. A partir de 1990 la cifras de niñas y niños con acceso a educación se han equiparado, además desde el 2013 la Constitución Política de México establece que la educación media superior (EMS) es un derecho fundamental.
No obstante, retomando el informe de desigualdades del Colegio de México, las desigualdades educativas siguen siendo severas, especialmente en lo relacionado a la calidad de los aprendizajes y la finalización del nivel medio superior.
Políticas como el otorgamiento de becas para reducir los costos económicos de asistir a la escuela aún son insuficientes. Para impactar de manera positiva en este rubro, el Colegio Santa Fe otorga becas a todas sus alumnas desde el nivel primaria hasta el medio superior. Alrededor de 300 niñas y adolescentes se ven beneficiadas.
Cuenta con un modelo educativo exclusivo centrado en potenciar habilidades digitales, pensamiento crítico e innovador, creatividad, comunicación y colaboración social. Además, promueve activamente la capacidad de liderazgo de sus alumnas así como el deseo de ser agentes de cambio.
El Colegio Santa Fe es una excelente opción para las familias que están interesadas en brindar una educación de calidad a sus hijas, pero que no cuentan con los recursos necesarios para hacerlo. Visita https://www.santafecolegio.edu.mx/ para saber más.
POR DULCE GALINDO VILLA
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