Los ginkgos o árboles de la paz, son considerados fósiles vivientes que han existido por más de 250 millones de años, son considerados árboles sagrados y se les atribuye simbólica y científicamente paz, esperanza y cura a diversos malestares.
Cuenta la historia que estos árboles sobrevivieron a la explosión devastadora de Hiroshima en 1945. Este majestuoso árbol, al ser considerado como un ícono de paz y reconciliación, no solo es sembrado, sus semillas han sido enviadas a todo el mundo como símbolo de paz, esperanza y resistencia.
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El pasado domingo recordé este árbol tras el mensaje fuerte y contundente de Xóchitl en el cierre de precampaña en la Arena México, lamentablemente como lo dijo, en este gobierno se han perdido tres valores fundamentales: el valor a la vida, a la verdad y a la libertad.
Estamos ante un gobierno absolutamente insensible, que no se conmueve ante la muerte de sus propios ciudadanos, que abraza a los criminales y culpa a las víctimas, que pretende borrar de un plumazo a los desaparecidos, que provoca la muerte de nuestros niños y niñas en hospitales por falta de medicamentos.
Tenemos un presidente que se ríe a carcajadas ante las masacres, que calumnia y ofende a las personas de bien. Dicen primero los pobres y es primero los López.
Un gobierno que ha sembrado la discordia, que polariza, que engaña, que utiliza a nuestros soldados y policías a beneficio.
Una realidad así requiere la fortaleza, prosperidad y la cura de un ginkgo, que frene la devastación y con sus raíces traiga vida, frutos, sombra y cobijo a quien lo necesite. Pese al suelo árido al que se enfrente, este árbol resistirá los embates de un gobierno que empleará todo el aparato estatal con el que cuenta para lograr ganar las elecciones, pero al igual que la bomba en Hiroshima, no se derrumbará, resistirá y florecerá.
Este árbol también denominado de la paz, reconciliará a México, tendrá la tarea de escuchar y procurar a propios y ajenos, a mirar con amor y empatía las circunstancias de todas y todos. A recuperar la grandeza de nuestro país y rescatarnos del resentimiento, la polarización, la venganza y la destrucción.
Sin duda, ese árbol es Xóchitl, arrojada, valiente y determinada, durante la precampaña sembró las semillas de la determinación, de la esperanza y la paz que tanto necesita nuestro país, para que el próximo 2 de junio florezcan y seamos millones de ginkgos los que cambiemos el rumbo de México y lo transformemos en un país próspero, con respeto a los derechos humanos, con libertad y sobre todo con paz e igualdad.
Frenemos una campaña y una maquinaria estatal que rebajan la política para llevarla a la arena de la descalificación sin propuesta.
¡Estamos listos Xóchitl!, Acción Nacional luchará contigo hombro con hombro, será una batalla sin tregua y ten la certeza que tendrás a las y los mejores guerreros. ¡Estamos listos para enfrentar la batalla más importante para México, y ganaremos!
En unos meses, comenzaras a escribir la historia democrática de México durante los siguientes seis años y definitivamente la escribiremos contigo, haremos que las ideas que nos lanzaron a la lucha se traduzcan en obras de reconstrucción nacional, tendremos un México próspero, democrático, respetuoso, libre y en paz.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el
CEN del PAN