La vida pasa rápido, los pendientes son demasiados y la atención, cada vez, más escasa. ¿Cuántas veces realmente escuchas lo que te responde la persona a quien preguntas cómo está? Y si te preguntan, ¿contestas la verdad? Probablemente no, porque con frecuencia es un mero trámite para pasar al tema que nos ocupa, sea en el pasillo o en la mesa familiar.
Para las personas que padecen depresión, dejar de expresar su tristeza puede ser un mecanismo de defensa ante el desinterés percibido en su entorno. Y el machismo —para variar— agrava esta situación porque es uno de los principales inhibidores culturales de la manifestación emocional.
A los hombres los castiga cuando se atreven a mostrarse y los etiqueta automáticamente como débiles —ya sabes que “los hombres no deben llorar”— mientras en el caso de las mujeres, tan demandadas socialmente en labores domésticas y de cuidado, la tristeza llega asociarse incluso con flojera o un simple estado de desmotivación pasajera que no amerita atención.
Por eso es tan común escuchar consejos como anímate, no estés triste o échale ganas. Y el problema no es la inefectividad de ese tipo de frases sino que pueden ser el detonante de una crisis suicida en la persona afectada por la enfermedad de la depresión: Sí, es una enfermedad y urge nombrarla con todas sus letras, de otra forma seguiremos perdiendo de vista la profundidad de sus riesgos.
Hoy, que es el día más triste del año, te propongo un ejercicio: escucha realmente cómo están las personas que te rodean. Atiende con el oído, pero también con la vista y la intuición; si notas que algo anda mal, indaga, dedícales tiempo y hazles sentir acompañamiento. Si quien experimenta esta emoción eres tú y no sabes con quién hablarla, puedes llamar o chatear 24/7 al Consejo Ciudadano de la CDMX, que a través del 55 5533 5533 ofrece apoyo psicológico gratuito para todo el país e incluso más allá de las fronteras.
Lo del día más triste del año no lo digo yo, es una efeméride determinada por el profesor Cliff Arnall, de la Universidad de Cardiff, a través de una fórmula matemática con base en las variables de clima, deudas de las compras navideñas, sueldo de enero, el tiempo transcurrido desde las vacaciones de Navidad, los propósitos de dejar atrás malos hábitos, las motivaciones positivas y la necesidad de cambios.
Quién sabe la solidez de esa fórmula, pero seguro podemos aprovechar el Blue Monday para visibilizar el derecho a la tristeza.
POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
FUNDADORA DE OLA VIOLETA AC
@MAELENAESPARZA
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