El cristal con que se mire

Inteligencia Artificial ¿regulación o autorregulación?

Vivimos en un mundo en el cual la tecnología nos trae como promesa la simplificación de la vida

Inteligencia Artificial ¿regulación o autorregulación?
Laura Lizette Enríquez Rodríguez / El Cristal Con Que Se Mire / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Vivimos en un mundo en el cual la tecnología nos trae como promesa la simplificación de la vida. El procesamiento de datos masivo hace posible contar con información de gran valor en la toma de decisiones, ya sea por empresas para el ofrecimiento de sus servicios, así como de gobiernos en el diseño y aplicación de políticas públicas.

Sin embargo, estamos experimentando una serie de impactos, no del todo positivos, derivados del uso de estas nuevas tecnologías, que pueden ir desde accidentes causados por automóviles autónomos, hasta los sesgos de la información causados por los algoritmos, e incluso la sustitución de empleos con el uso de la inteligencia artificial.

Como ejemplo, destaca la huelga de intérpretes y guionistas en Hollywood, unidos por primera vez en 60 años, por una preocupación en común: el uso de la inteligencia artificial y un futuro en el que parecería prescindible la contratación de personas de carne y hueso para la creación de efectos especiales, libretos y hasta la posibilidad de reemplazar actores por inteligencia artificial (IA).

Ante este escenario, es inevitable que surja el debate sobre una posible falta de “control” en torno a la gobernanza de la IA y la cuestión sobre si es necesario, o no, que se cuente con leyes que marquen parámetros y límites definidos en su utilización, haciendo urgente la discusión sobre qué camino seguir entre la regulación, que se traduce en la creación de un marco legal aplicable a la IA o bien, adoptar un enfoque de autorregulación donde se deje al arbitrio de sus implementadores fijar las reglas del juego, posiblemente, en su beneficio.

En semanas anteriores, las grandes compañías tecnológicas como Google, Microsoft y Facebook hicieron declaraciones sobre su intención voluntaria de desarrollar y utilizar la IA de manera responsable y ética; naturalmente esto podría generar inquietud, considerando que estas corporaciones dedican, hoy más que nunca, gran parte de su presupuesto en el desarrollo y uso de estas herramientas.

Ante esto, valdría la pena tomar como ejemplo enfoques como el de la Unión Europea, donde en el mes de junio se discutió sobre la adopción y aprobación del primer marco normativo sobre el uso de la IA en el mundo, el cual toma en consideración los riesgos que representan estos sistemas para los usuarios.

El Estado no puede ni debe quedarse cruzado de brazos, apelando a las “buenas intenciones” de las grandes compañías, la regulación de la IA es un tema urgente y apremiante, donde la autorregulación tiene cabida únicamente ante la ausencia de ficciones ni vulneraciones a los derechos.

Eso sí, debe tenerse claro que el optar por la regulación no debe tener por objetivo frenar el desarrollo tecnológico, pero sí poner al ser humano en el centro de las decisiones, donde la tecnología atienda las exigencias sociales. Este debe ser el punto de partida para la discusión y consenso de parámetros que permitan utilizar la IA a nuestro favor, evaluando de manera preventiva sus riesgos y con ello evitar transgredir nuestros derechos humanos. Con ello, hagamos lo que nos corresponde.

Por Laura Lizette Enríquez Rodríguez

Comisionada del INFOCDMX

@lauraenriquezr @InfoCdMex

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