COLUMNA INVITADA

Archipiélago de mujeres en San Luis Potosí

El Museo Federico Silva Escultura Contemporánea tiene entre sus prioridades la de revisar y justipreciar las aportaciones de los más destacados creadores de México y de residentes extranjeros en nuestro país

Archipiélago de mujeres en San Luis Potosí
Luis Ignacio Sáinz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La ciudad de San Luis Potosí cuenta entre su infraestructura de servicio cultural con la única institución que exhibe y difunde en exclusiva objetos y formas tridimensionales que existe en América Latina y el Caribe. Está a un tris de cumplir dos décadas de existencia pues abrió sus puertas el 18 de septiembre de 2003 y el artista que le da nombre cumpliría el día 16 del mes patrio próximo justo cien años. Federico Silva falleció hacia fines del año pasado un día antes de que se inaugurase el homenaje nacional del gobierno de la República en el Palacio de Bellas Artes donde tantas veces expusiese y donde además iniciase su carrera asistiendo a David Alfaro Siqueiros en la fábrica de los impresionantes murales Nueva democracia y Víctimas del fascismo de 1944. 

El Museo Federico Silva Escultura Contemporánea tiene entre sus prioridades la de revisar y justipreciar las aportaciones de los más destacados creadores de México y de residentes extranjeros en nuestro país. Esta labor de investigación es la base del trabajo curatorial, lejos entonces de las ocurrencias y los vaivenes de la moda. Este recinto asume el arte como proceso de composición, sin detenerse en las tentaciones del mercado, en el absurdo tema de las identidades y preferencias de género o en las presiones especulativas de gestores mercantiles. 

Así las cosas, a partir del 2018 emprendió un rescate orientado a visibilizar a lo mejor de la escultura concebida y construida por artistas plásticas y visuales, Archipiélago de mujeres I, sin que el género fuese el sello determinante de su inclusión. En esa oportunidad se montaron obras de Águeda Lozano, Naomi Siegmann (1933-2018), Josefina Temín y Paloma Torres. 

El interés suscitado por el encuentro de lenguajes tan diversos, cuyo hilo conductor lo constituyó la excelencia de las propuestas, es decir el fuste concreto de sus creaciones, en el uso y la frecuentación de materiales disímbolos: metal, piedra, papel, barro, prohijó su secuela. De tal suerte que en Archipiélagos de mujeres II (2019) se congregaron Ángela Gurría (1929-2023), Marina Láscaris, María José Lavín y Luz Saga. Un acierto más, ya que las trayectorias y los discursos escultóricos de las participantes denotan una fuerza única y resignifican al tropel de objetos exhibidos. 

La cuantía del quehacer femenino en materia de macizos, eso que los arquitectos llaman masas y bultos, vuelve ahora a revitalizarse y presentificarse con Archipiélago de mujeres III (2023). El ciclo continúa con las miradas penetrantes, transformadas en sólidos seductores, de Ana Castelán, Maribel Portela, Ivonne Domenge (1946-2019) y Marysole Wörner Baz (1936-2014). 

Las piezas proceden de la colección del exitoso Programa de Pago en Especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, establecido en 1957, que ha permitido a más de mil quinientos artistas, nacionales y residentes extranjeros en nuestro país, consagrados y emergentes, cumplir con sus obligaciones fiscales, formando un acervo de miles y miles de composiciones que en mucho nos enriquecen a los mexicanos. Como nunca antes estos bienes relevantes han circulado por nuestro territorio. Lo mismo ha ocurrido con el Acervo Patrimonial depositado en la misma dependencia. Las facilidades brindadas por su titular, Adriana Castillo Román, y por quienes integran su equipo de trabajo han sido generosas, oportunas y sin cortapisas. Tan es así que la magnífica antología dedicada al Op-art de Francisco Moyao (1946-2008) también fue un préstamo de los mismos fondos federales. 

Las restricciones y deducciones presupuestales imperantes no han amilanado al personal altamente profesional del MFSEC que dirige el brillante promotor Enrique Villa Ramírez. Contra viento y marea han puesto en marcha, con imaginación, disciplina, talento y una sana política de cooperación interinstitucional, un programa conmemorativo, que encuentra su núcleo en las muestras artísticas, sin limitarse a ellas, ya que su oferta artística, intelectual y de esparcimiento, han convertido a la que fuera antigua sede de la Escuela Modelo en referente de lo mejor de la cultura y las artes para disfrute de la sociedad potosina. 

Confío en que del mismo modo en que las dependencias y entidades del poder ejecutivo de la nación han puesto especial énfasis en justipreciar y reconocer a Federico Silva como principal baluarte artístico de su tiempo, el gobierno estatal de San Luis Potosí cobrará plena conciencia de la trascendencia de las donaciones del maestro a la sociedad potosina y mostrará la gratitud y el interés que se merece la memoria y el legado de tan insigne creador.

 

Luis Ignacio Sáinz

Colaborador

sainzchavezl@gmail.com

LSN

 

 

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