La precandidatura de Xóchitl Gálvez ha despegado de manera impresionante, sorprendiendo a observadores y analistas, a la clase política y tal vez hasta a ella misma.
Incluso el Presidente de la República, usualmente parsimonioso y juguetón cuando de sus opositores se trata, parece haber perdido la calma y actúa ante ella de manera errática, enfadado, impredecible.
En apenas unas pocas semanas, la mujer que buscaría ser candidata a jefa de Gobierno de la Ciudad de México es ahora la contendiente a vencer, no sólo dentro de la alianza opositora sino en la carrera por la presidencia.
Su intempestivo crecimiento obedece lo mismo a sus cualidades, que la hacen contrastar con sus principales competidores; a la promoción —voluntaria o involuntaria— que le ha hecho el propio presidente López Obrador; y a lo voluble y pasajero de la cobertura y análisis noticiosos.
Pero así es la política: los símbolos y la percepción son lo que cuenta, y quién agarra impulso (el famoso momentum o inercia positiva) es el que rebasa y muchas veces quién gana.
Xóchitl tiene ese impulso: su frescura e irreverencia contrastan con la imagen de solidez, lo institucional o de plano lo monótono y aburrido de muchos de los demás competidores, dentro y fuera de la oposición.
Su don para la teatralidad resalta en medio de la somnolencia que suelen provocar las precampañas. Y aunque para algunos eso es faramalla o vodevil, para muchos la diversión supera a la sustancia o las propuestas concretas de políticas públicas. De nuevo, dado el elenco, la candidatura de Xóchitl Gálvez tiene todo para prosperar.
Los ataques del Presidente, lo dije arriba, solo le ayudan. Si bien el jefe del Ejecutivo se extralimita y transgrede los principios de equidad, neutralidad y del papel que corresponde al jefe del Estado Mexicano en los procesos electorales; si bien es muy probable que esté incurriendo en conductas ilegales, hasta ahora Andrés Manuel López Obrador ha resultado el mejor aliado de la candidatura de Xóchitl Gálvez.
Desde la negativa a dejarla entrar a la conferencia de prensa mañanera hasta los reiterados ataques y descalificaciones que ha hecho, la mantiene en los titulares noticiosos y le da motivo para algo que ella sabe hacer muy bien: responder y mostrarse entrona.
Si alguien hubiese redactado un guión para favorecerla, sería este.
Y ahí está probablemente su mayor riesgo: cuando parece que los astros se alinean y que los dioses de la política nos favorecen, es cuando en realidad pueden estar fraguando nuestro descalabro.
Recordarán ustedes, queridos lectores, a Ícaro, aquel personaje de la mitología que aprendió a volar con las alas que su padre, un artesano, le había confeccionado.
El padre le alertó sobre los riesgos de volar demasiado alto, porque los rayos del sol podrían derretir la cera que mantenía pegadas sus alas.
Al verse volando, Ícaro se sintió invencible, invulnerable, y decidió volar hasta lo más alto.
El resto es historia.
POR GABRIEL GUERRA
COLABORADOR
GGUERRA@GCYA.NET
@GABRIELGUERRAC
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