Este es un momento en la historia de nuestra sociedad contemporánea, donde los distintos grupos, organizados o no, de personas que son parte de la sociedad (electores de EDOMEX y Coahuila) necesitan tomar una decisión, que tendrá el mayor impacto, en la vida de ellos mismos, de sus familias, así como de las futuras generaciones, por un largo tiempo.
Esta decisión podrá estar alentada por una amplia gama de temas de interés, tales como políticas públicas, cambios en la legislación, ideologías, medio ambiente, sentimientos, estilo de gobernanza, intereses empresariales, comerciales, empleo, bienestar, prioridades de las comunidades, educación, salud, seguridad, incluso, como también, el estado de ánimo prevaleciente de los electores en relación a la política, que se verán reflejados a la hora de votar.
La decisión individual o colectiva que se adopte, invariablemente tendrá repercusiones de impacto radical en la vida de las personas involucradas y desde luego, de las familias y comunidades.
Por lo tanto, siempre será recomendable que el proceso de toma de decisiones, sea lo más objetivo posible, responsable, inclusivo, y sobre todo, bien informado. No soy ingenuo al esperar esto, sin embargo, no por ser improbable, se debe ignorar, mucho menos dejar de referir, lo que se considera más conveniente.
En este momento, los electores se encuentran, ante la inmensa responsabilidad de elegir el futuro que mejor les conviene. Generacionalmente tienen la ineludible responsabilidad de elegir el futuro, —vaya responsabilidad—, en consecuencia, deberán hacerlo, con inteligencia, sentido común, con libertad de conciencia, en el entendido, que las consecuencias de su decisión, tendrán efectos ineludibles, para el futuro, de quien elige.
No hay excusa ni justificación. Lo recomendable, —de ciudadano a ciudadano de conciencia activa–, es decidir, con responsabilidad plena, elegir con inteligencia y sentido común, el mejor futuro para todos con libertad, seguridad y bienestar social.
Esta no es una elección ordinaria. No es un simple cambio de gobierno.
Es iniciar un nuevo camino, una nueva ruta, una forma distinta de hacer política, con un gobierno plural, incluyente, democrático y ampliamente ciudadano, porque los habitantes de nuestros municipios, deberán ser como núnca, factor real de poder y decisión, que sume y marque el rumbo a seguir.
En contra parte, abstenerse, es equivalente a soltar y dejar el destino personal y comunitario, a la deriva. Ciertamente, detrás de las personas que compiten, están los hechos que los avalan. Las intenciones, que se traslucen, las propuestas que se plantean en las estrategias de marketing. Lo que se ve no se juzga, los electores deben ver muy bien lo que está en juego, para decidir mejor.
Es recomendable fomentar a nivel familiar y comunitario, diálogo constructivo, abierto, respetuoso, escuchar activamente, expresar ideas de manera clara, disposición para considerar diferentes puntos de vista, considerando que, si bien es cierto, política es pasión, será siempre mejor, la objetividad en la toma de decisiones, cuidándo esmeradamente, no ser objeto de manipulación emocional.
En síntesis. Los ciudadanos, tienen en su ámbito de actuación, el derecho a votar para elegir a sus gobernantes. Derecho constitucional que conlleva al mismo tiempo, lo reitero, la enorme responsabilidad, de pensar para decidir, de traer a la mente, en el momento de estar en la casilla, con el plumón y la boleta electoral en las manos, la imagen de lo que más se quiere en la vida. Decidir conscientemente, lo que se considera más conveniente, para asegurar el mejor futuro para si mismo y sus familias.
Un presente y porvenir, con libertad, educación, salud, seguridad, y desde luego bienestar integral para todos.
POR FERNANDO ALBERTO GARCÍA CUEVAS
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