Desde afuera

Un "parche" para un problema de fondo

Las tribulaciones de los migrantes en territorio mexicano son parte del debate y tal vez un poco de la presión por resolver ese problema

Un "parche" para un problema de fondo
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Más allá de la crisis inmediata que plantea el final de la política de exclusión por motivos sanitarios, o sea el llamado "Título 42", la política migratoria estadounidense se encuentra en lo que podría definirse como su habitual estado de confusión.

Desde 1986, cuando el senador republicano Alan Simpson y el diputado demócrata Peter Rodino lograron la aprobación de una sólida reforma migratoria, la primera y más completa, para tratar de regular una situación que para muchos se había escapado de control, han habido al menos otros dos intentos que han dejado más frustración e irritación que soluciones.

Para unos, la llegada de migrantes a EU es algo deseable. Una forma de cumplir los ideales de una nación construida por migrantes, y de rejuvenecer una sociedad que comienza a envejecer. Para otros, ya es suficiente con la población que está en el país, y cuyo bienestar es necesario defender.

Los dos puntos parecen racionales, pero la polarización política de Estados Unidos fue precedida por la ferocidad del debate migratorio, con sus posiciones irreductibles y sus aspectos de clase, raza, religión y cultura. De hecho, es un reflejo de la división del país.

Ahora, el final de la vigencia del "Título 42", la medida sanitaria usada por el gobierno del presidente Donald Trump (2017-2021) ante la pandemia de COVID-19. Eso llevó a un arreglo más o menos forzado con el gobierno mexicano, que se vio compelido a convertirse en el refugio de decenas de miles de peticionarios de asilo en Estados Unidos. La nueva estrategia estadounidense no es el simple envío de tropas a la frontera, aunque auspicien las aspiraciones y los desplantes político-electorales del gobernador texano, Greg Abbott.

La nueva estrategia, según escribe el especialista Andrew Selee, del Migration Policy Institute (MPI) de Washington, busca identificar a las personas con más necesidades de protección humanitaria antes de que lleguen a la frontera, ampliar el acceso a vías legales para la entrada legal, y crear un proceso más ordenado en las entradas fronterizas.

El eje de esta estrategia es el establecimiento de Centros Regionales de Procesamiento en América Latina.

Si eso funcionará o no está por verse, pero por lo pronto, hay decenas de miles de presuntos refugiados amasados en el lado mexicano de la frontera con Estados Unidos y miles más en tránsito a través de México.

Las tribulaciones de los migrantes en territorio mexicano son parte del debate y tal vez un poco de la presión por resolver un problema de ser principalmente bilateral pasó a multilateral por el número de países involucrados: no son sólo mexicanos o centroamericanos, sino haitianos, venezolanos, cubanos y de otras nacionalidades.

Pero aún, el intento de enfrentar la crisis migratoria es en el mejor de los casos un parche: cualesquier solución deberá ser debatida y sancionada por un Congreso políticamente incapacitado para llegar a un arreglo.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM

@CARRENOJOSE1

MAAZ

 

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