La profundidad del actual debate estadounidense quedó de manifiesto cuando una diputada derechista republicana defendió al "filtrador" de información secreta sobre la guerra de Ucrania en base a raza y religión.
"(Jack) Teixeira es blanco, hombre, cristiano y pacifista. Eso lo convierte en enemigo del régimen de (Joe) Biden. Y dijo la verdad sobre las tropas que estaban sobre el terreno en Ucrania y mucho más", dijo Marjorie Taylor Greene, miembro del Comité de Seguridad Nacional, y un personaje polémico en la política estadounidense.
En un mensaje de Twitter, luego del arresto de Teixeira el jueves, la legisladora agregó: "pregúntate quién es el verdadero enemigo. ¿Un joven guardia nacional de bajo nivel? ¿O la administración que está librando una guerra en Ucrania, una nación no perteneciente a la OTAN, contra la Rusia nuclear sin (autorización legislativa de) poderes de guerra?"
La detención de Teixeira, de apenas 21 años de edad, resolvió de forma un tanto equívoca el escándalo causado por las revelaciones que ofrecidas por el soldado al que se ha descrito como patriótico, pero aparentemente también deseoso de presumir sus conocimientos entre participantes de juegos de guerra y estrategias en línea.
Es decir, se presenta como una formulación de orgullo adolescente.
La información ofrecida puso en un brete al gobierno estadounidense al revelar los alcances y la penetración del espionaje de Estados Unidos en Rusia, Ucrania y los países europeos. Pero también, creó preguntas sobre cómo es posible que algunos de los mayores secretos militares y políticos estadounidenses hubieran estado al alcance de una persona tan joven y de tan bajo nivel.
Puede señalarse que más de 60 por ciento de las Fuerzas Armadas estadounidenses tienen menos de 25 años y que la salvaguarda de muchos de sus secretos, en especial el cuidado de los equipos donde están almacenados, está a cargo de jóvenes apenas salidos de preparatoria y con un grado bajo de acceso a los datos, pero frecuentemente con la capacidad tecnológica para obtenerlos.
Y de paso, que más de un 1.25 millones de estadounidenses tienen algún grado de acceso al manejo de información secreta.
Hasta donde se sabe, Teixeira no tuvo motivaciones ideológicas o políticas, éticas o económicas y, por tanto pacifistas. Sólo trataba de impresionar a sus amigos sin tener idea de los alcances de la información que manejaba.
Pero el hecho es que introdujo un nuevo elemento en la problemática historia de los servicios de inteligencia de EU y que la diputada Taylor Greene, aunque ahora políticamente marginal, complicó la situación al incluir elementos de raza y religión que en la actualidad dividen profundamente al país.
Habría que recordar que Taylor Greene es una abierta partidaria del expresidente Donald Trump, promotora de teorías de conspiración y del derecho a comprar y portar armas, incluso en el Congreso estadounidense.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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