De acuerdo con el relato de la fiscal de Derechos Humanos de la FGR, Sara Irene Herrerías, sobre los hechos en la estancia migratoria de Ciudad Juárez, el pasado lunes a las 20:30 horas personas migrantes juntaron colchonetas, las apilaron y minutos después les prendieron fuego. Los migrantes protestaban sobre algunas “inconformidades” y al comenzar el incendio “ninguno de los servidores públicos, ni de los policías de seguridad privada realizaron alguna acción para abrirles la puerta”.
Por este relato, al día de hoy hay cinco personas detenidas: tres agentes migratorios, un guardia de seguridad privada y Jeison “N”, el venezolano señalado por haber iniciado el fuego.
La fiscalía solicitó la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa por los delitos de homicidio y lesiones. El agente del ministerio público formuló los cargos con base en la conducta de cada uno de ellos, acreditándolos con datos de prueba existentes.
Desde el martes en la tarde se conoció parte de un video de cámaras de seguridad. Son 32 segundos que muestran cómo comenzó la tragedia. Antes de que el lente fuera obstaculizado por el humo, se alcanza a ver a un agente y a un elemento de seguridad que abandonan el área. Pero no se ve más. No se alcanza a apreciar qué pasó con el resto de las personas afuera de la celda donde se encontraban 38 hombres luego de las razias hechas a petición del Instituto Nacional de Migración.
Se están conociendo algunos otros videos que dan una idea de lo que sucedió antes y después del incendio. También declaraciones como las de un supervisor de la empresa Grupo Tank, identificado como Omar P., quien ante agentes de la Policía Federal Ministerial detalló que previo al siniestro, los migrantes no tenían agua potable para beber ni papel higiénico. Que en la noche, al darse cuenta del fuego y del humo que ya era denso, buscaron extintores. No había en las zonas de la “estancia”. Encontraron uno hasta la recepción y luego unos pocos más.
Después de relatar lo complicado que era ingresar al edificio ante lo denso del humo, narra cómo el contraalmirante Salvador González Guerrero, delegado del Inami en Juárez, era informado telefónicamente de los hechos. Omar P. declara que no tenían a la mano ningún objeto para romper los candados que dejaran libres a los detenidos y que él y sus compañeros “hicieron hasta lo imposible por salvaguardar las vidas de las personas”.
Detalles como éste sugieren que debemos ser muy cuidadosos antes de señalar a culpables. Y exigir que se indague a los mandos que ordenaron el operativo, que permitieron la saturación de una “estancia” y que encerraron con candados, además de permitir condiciones inhumanas para los migrantes.
No hacerlo se sumará a la cadena de negligencias e injusticias que detonaron la tragedia, además de agrandar el manto protector a los titulares de los organismos involucrados y a los secretarios de estado con responsabilidad política que tienen el privilegio de ser “corcholatas”.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
COLABORADOR
@carloszup
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