AGENDA LEVANTINA

El trío Arabia Saudi-China-Irán y los invitados al baile

La preocupación por el programa nuclear de Teherán resurgió cuando la OIEA halló en un sitio iraní rastros de casi 84% de uranio enriquecido

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El viernes pasado, China se impuso como actor principal en la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita. Siete años después de que estos dos países rompieran el diálogo, bajo los auspicios de Beijing alcanzaron un acuerdo bilateral para restablecer las relaciones en los próximos dos meses. 

Riad sigue los pasos de Emiratos Árabes Unidos, que el pasado mes de agosto envió de nuevo a su embajador a Teherán, tras seis años de ruptura diplomática. El acuerdo entre Irán y Arabia Saudita no es un parteaguas, pero no deja de ser significativo. 

Ambos cortaron lazos en 2016, luego de la ejecución del jeque chiita Nimr al-Nimr en Arabia Saudita, que condujo a ataques contra la embajada saudí en Irán. 

Paralelamente, la preocupación por el programa nuclear de Teherán resurgió cuando la Agencia Internacional de Energía Atómica encontró en un sitio iraní rastros de casi 84% de uranio enriquecido. Ante esto, las monarquías del Golfo se pusieron a la defensiva, mientras Israel intensificó su guerra en la sombra contra la República Islámica.

La monarquía saudí ya ha padecido el enfrentamiento indirecto con Irán que incluyó, entre otras cosas, los ataques contra las instalaciones petroleras de Aramco en 2019, 2020 y 2021, sin que Washington acudiera en ayuda del reino. 

Sobre todo, Arabia Saudita busca desde hace algunos años salir del atolladero en Yemen, donde intervino en 2015 contra los hutíes. Eso provocó un desastre político y humanitario, y atrajo el apoyo iraní a los hutíes. 

Por su parte, Irán está en bancarrota y aislada. La República Islámica espera además obtener dividendos en Irak, Siria (con la reintegración del régimen de Asad a la Liga Árabe) y Líbano (donde Riad sigue vetando a un candidato pro-Hezbolá para la Presidencia).

El acuerdo Riad-Teherán bajo la égida de China es tan revelador como frágil. Primero: no es la primera vez que Irán y Arabia Saudí deciden restablecer sus relaciones diplomáticas, tras haberlas roto en un momento de crisis aguda, aunque sí es la segunda vez en casi cuarenta años. 

Segundo: la conclusión del acuerdo se anunció al día siguiente de las revelaciones del New York Times sobre las condiciones que plantean los saudíes a Washington para normalizar relaciones con Israel: garantías de seguridad, cooperación para ampliar su programa nuclear civil y reducir las restricciones a la venta de armas. 

Ante el rechazo del Congreso estadounidense de sus condiciones, las monarquías del Golfo buscan a China. Con todo, Estados Unidos conserva varias bases militares y una red de alianzas sin precedentes; mientras tanto, para Beijing la prioridad se mantiene en la seguridad energética y no en las cuestiones geopolíticas. 

 

MARTA TAWIL

IINVESTIGADORA DE EL COLMEX


LSN