Soy de la idea de que Andrés Manuel López Obrador decidió desde el inicio de su sexenio no meterse con los bancos. Los dejó prácticamente a su arbitrio, autorregulándose y supervisándose.
El papel de la Comisión Nacional Bancaria y las palabras de su presidente Jesús de la Fuente en la Convención Bancaria pasada lo confirman: “Continuaremos revisando, por instrucciones del secretario de Hacienda, el marco regulatorio secundario para simplificar su cumplimiento y hacerlo más eficiente y menos oneroso, e impulsaremos la autorregulación en el sector”.
Hay dos efectos principales de ello. En primer lugar, el funcionamiento del sistema fue altamente eficiente en términos de riesgos y parámetros de operación. Al ser la banca mexicana una con mucho capital extranjero, los banqueros se ciñeron a las normas de sus corporaciones internacionales, españolas, estadounidenses, británicas, etcétera, y adoptaron las reglas de Basilea para conducir su negocio. Compiten por las rebanadas del pastel de la clase media, gobierno y empresas, que pagan intereses y comisiones, y no se ensuciaron en la economía informal.
En segundo efecto son los resultados: la banca logró utilidades récord en 2022 de 236 mil millones de pesos, despertando la amargura entre los personajes del gobierno que gustan de calificar como inmoral las ganancias. Sólo así se puede comprenderse lo que reveló ayer el periodista Javier Tejado en su columna, al exhibir las palabras de la Tesorera de la Federación, Elvira Concheiro, quien tildó de “parasitaria” a la banca en el contexto de una polémica publicación de la Secretaría de Hacienda para que todas las dependencias del gobierno cancelen las cuentas que tengan en la banca privada.
Si a Hacienda le molestan las ganancias de los bancos, que lo diga de viva voz en la Convención Bancaria, de Mérida, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O. Ello constituiría un foco rojo que debe alertar a todos los actores económicos del país, porque los bancos son el soporte fundamental de la economía nacional, de manera que un choque del gobierno contra ellos podría meternos en una espiral de crisis innecesaria.
Así que Mérida podría traernos un refrendo de lo que ha sido la regulación bancaria en este sexenio; o una desafortunada sorpresa de un choque repentino del gobierno contra los bancos. Veremos.
SPIRIT AIRLINES
En medio de la disputa por el cabotaje, ayer la estadounidense Spirit Airlines refrendó su propósito de retar el dominio de las cuatro grandes aerolíneas estadounidenses con su modelo de ultra bajo costo. Lo hizo durante la JP Morgan Industrials Conference. Aseguró que ya es la mayor línea de ultra bajo costo en América, y subrayó sus destinos en México: Monterrey, Puerto Vallarta, Los Cabos y Cancún… También presumió su “fuerte posición de liquidez”.
POR CARLOS MOTA
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