El Secretario de Seguridad Púbica durante el sexenio del Presidente Felipe Calderón ha sido declarado culpable de delitos federales por un jurado en los Estados Unidos: narcotráfico, delincuencia organizada y mentir ante la autoridad migratoria. Genaro García Luna recibirá sentencia el próximo mes de junio.
En el año 2006, una vez consumado el fraude electoral que lo llevó a la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa declaró la guerra en contra de los traficantes de drogas mexicanos. Por cálculo político o por intereses creados, se inició una espiral de violencia incontenible que se tradujo en dolor y muerte de miles de víctimas, algunas de ellas llamadas colaterales.
Torturas, familias desplazadas, desapariciones forzadas, levantones, ejecuciones, cuerpos desmembrados, abusos de policías y miembros del ejército se convirtieron en paisaje común en el sexenio Calderonista. Los endebles sistemas de administración y procuración de justicia fueron alcanzados por el poder del dinero sucio. Se infiltraron plenamente en el Poder Judicial y en las fuerzas del orden los intereses de la delincuencia organizada.
Justificada por Calderón, como una acción necesaria para restaurar el orden y recuperar la presencia del Estado frente al avance los grupos criminales, esa guerra pronto se convirtió en absurda, inútil, fallida, sin posibilidad alguna de ganarse y pobló de narcofosas vastas extensiones del territorio nacional. Las repercusiones de esa lanzada aún se mantienen vivas, se provocó un daño estructural a las instituciones que requerirá años en resarcirse.
Esa guerra fue una farsa; adicto a los montajes y operativos de artificio; el responsable y principal estratega de la lucha en contra de las drogas en el sexenio Calderonista ya había sido señalado por diferentes voces por claros indicios de su complicidad con uno los cárteles al que debió combatir.
Sin embargo, García Luna ayudó, amparó, solapó y cobró millones de dólares por sus servicios prestados desde las instituciones del Estado mexicano a la delincuencia organizada. Fue cómplice y socio. Resulta un argumento pueril el que afirma que Calderón no conocía de las andanzas criminales de su Secretario de Seguridad.
La responsabilidad penal ha quedado fincada en Genaro García Luna, pero la responsabilidad política corresponde a Felipe Calderón y al Partido Acción Nacional. Escondido en algún rincón de Europa el expresidente se dice agraviado y no reconoce culpa alguna, intenta defenderse con un cinismo casi psicópata, totalmente disociado de la realidad. Muy pronto se quedó solo. El falló que condena a García Luna, también juzga a Felipe Calderón, quien ha pasado a las páginas de la historia de México como un usurpador traidor a la Patria. Un vulgar criminal de guerra.
POR RACIEL PÉREZ CRUZ
COLABORADOR
LSN