A fines de mayo de 1963, se publica el primer número de la revista semanal Tradiciones y Leyendas del México Colonial; el cual se agotaba en los puestos de periódicos y estanquillos, el precio del ejemplar era un peso, los temas abordados fueron relacionados a espantos, sepulcros, apariciones, muertos; La calle de las torturas, El Fantasma del Purgatorio, La Hija de la Llorona, entre otros ejemplos.
Bajo la dirección de Eduardo Romero González, Pablo Zambrano Silva, Raúl Martínez, con argumentos de Carlos Franco Sodja y Jesús Tovar y las extraordinarias ilustraciones de Cristóbal Velasco “Crisvel”, Betuxo, Chela Tovar, D. Dimorin, Ardag, Maribel, entre otros, la publicación se editó durante 20 años, en color mediotono, lo cual les inyectaba misterio a las narraciones.
De acuerdo a la página pepines.lib.unam.mx/serie/1073, señala, “La serie, recreaba leyendas de espantos y aparecidos del México colonial con un tratamiento tremendista y sanguinolento, del que siempre se extraía una moraleja edificante”.
Más aún, se lee en la página antes citada, “De algún modo la serie mexicaniza de manera muy afortunada cómics estadounidenses como Creepy, y de manera establece y consolida lo que sería la versión mexicana del genero “gore”. Cada número y cada caso era presentado por una especie de experto en historia, cuyos rasgos claramente tomados del actor Boris Karloff”.
Es loable destacar lo magistral de las portadas, las cuales se deben al talento de Ignacio Palencia, José Suárez, Rafael Gallur, Jesús Helguera y otros ilustradores, pues desde un principio atrapan la mirada e interés del lector, ejemplo de ello es El Monje de las calles de Mesones.
Algunas de las historias, tienen como sustento las narraciones de los Cronistas de la Ciudad de México, don Luis González Obregón y don Artemio de Valle-Arizpe; del primero de ellos citamos México Viejo y Las Calles de México, donde encontramos, Los nahuales, La mulata de Córdoba, La calle de don Juan Manuel, “Hace muchos años -dice la tradición-que vivía en la entonces Calle Nueva un hombre muy rico, cuya casa quedaba precisamente detrás del convento de San Bernardo. Este hombre se llamaba D. Juan Manuel y se hallaba casado con una mujer tan virtuosa como bella. Llegó a poco tiempo el pariente, y pronto también concibió D. Juan Manuel celos terribles. Tan terribles que una noche invocó al diablo y le prometió entregarle su alma…”.
Por su parte, el segundo Cronista Oficial de la Ciudad de México, don Artemio de Valle-Arizpe, autor de Calle Vieja y Calle Nueva, Palacio Nacional e Historia, Tradiciones y Leyendas de Calles de México, en este último encontramos, La muerta resucitada, El duende y un perro, La Llorona; “Una mujer, envuelta en un flotante vestido blanco y con el rostro cubierto con velo levísimo que revolaba en torno suyo al fino soplo del viento, cruzaba con lentitud parsimoniosa por varias calles y plazas de la ciudad…alzaba los brazos con desesperada angustia, los retorcía en el aire y lanzaba aquel trémulo grito que metía pavuras en todos los pechos…”.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ