En algunas cenas y reuniones del ala dura de Morena, la consigna es ‘tirar’ a Omar García Harfuch, quien encabeza todas las encuestas de Morena en CDMX.
Antes era de manera soterrada, ahora no esconden su intención. “¿Cómo es que nos gobernará un policía?”, preguntaron algunos asistentes a un encuentro reciente, hace apenas una semana. Ahí estaba Clara Brugada. Eso de “unidad” parece haber quedado atrás, el torpedeo aquella noche, en aquella mesa, era todo menos amigable.
Desde luego dentro de la 4T hay distintas opiniones, y es válido que haya puntos de vista diferentes, pero el ánimo de las recientes reuniones hace suponer que un grupo se presume con el derecho de tomar las decisiones en Morena y no está dispuesto a ceder su peso e influencia en el movimiento.
Aquella noche, en un departamento en Polanco, Brugada escuchó un sinfín de prejuicios y ataques contra el puntero en las encuestas. No los detuvo. Quienes los profirieron no parecían notar que cada dardo a Harfuch también iba dirigido a Claudia Sheinbaum.
Entre los asistentes, estuvieron, por ejemplo, los periodistas Sabina Berman y Hernán Gómez, que han lanzado constantes críticas públicas al exsecretario de Seguridad. “¿Cómo hacemos para detenerlo?”, preguntaron algunos de quienes se sentaron a la mesa. La alcaldesa sonreía.
Prácticamente a la par, el jefe de gobierno de la Ciudad, Martí Batres convocó a todo su gabinete y, en una escena que sorprendió a más de uno, pidió “dejar de apoyar a cualquier candidato”. Lo hizo sentando de un lado de la mesa a los que simpatizan con Harfuch, a quienes dirigió lo que tomaron como regaño.
El senador César Cravioto, cercanísimo a Batres –es su suplente-, apoya a Brugada, y junto al alcalde en GAM y presidente del consejo estatal de Morena en CDMX, Francisco Chíguil -quien recién pidió licencia para ser coordinador de campaña de Brugada-, le organizaron un evento masivo en la alcaldía la semana pasada.
Del otro lado, Harfuch, con una cómoda ventaja en las encuestas sobre Brugada (la más reciente de El Heraldo de México, le da 35.9% a 20.2%; la de Buendía & Márquez, lo coloca 33% frente al 20%), luce concentrado en lo suyo. Tiene eventos masivos, las crónicas hablan de 30 o 40 minutos destinados, por mitin, a saludar gente y fotografiarse con sus seguidores, va cosechando apoyos… no será fácil ‘tirarlo’. Primero, porque de los inscritos en el proceso interno, es el más cercano a Claudia Sheinbaum; forma parte de su equipo. Segundo, porque es el más competitivo dentro y fuera de Morena, según todas las mediciones.
Harfuch está en la carrera porque Sheinbaum le dio luz verde. Su lealtad y pertenencia al proyecto de la exjefa de gobierno es innegable.
Los radicales de la 4T que “no lo quieren” por su “perfil policiaco”, están en un predicamento: lo necesitan si quieren ganar. Harfuch sería un candidato que podría no solo atraer el voto de la 4T sino conectar con una franja del electorado que difícilmente votaría por Morena.
Pretender sacarlo de la carrera, es tanto como atentar contra el triunfo electoral de Sheinbaum. Quienes atizan contra él por su perfil no solo le pegan a él, colocan en una posición compleja a Sheinbaum. ¿No lo ven? ¿O eso quieren?
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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