En la antesala de la extinción están tres especies emblemáticas de México: El águila real, el jaguar y la vaquita marina. Y los esfuerzos por su conservación no han logrado resultados alentadores, porque siguen existiendo los factores que las mantienen en riesgo: la caza furtiva y la destrucción de su hábitat.
El águila real, protagonista central de la bandera y el escudo de armas de nuestro país, es reconocida por el gobierno como un símbolo del “carácter aguerrido del mexicano, la fuerza, la luz y el bien”.
Hoy quedan menos de 200 parejas y se han emprendido proyectos gubernamentales y de la iniciativa privada para conservarla y aumentar el número de ejemplares. Por ejemplo, desde septiembre de 2019, Grupo Televisa, de Emilio Azcárraga Jean, lanzó la Alianza para la Conservación del Águila Real, en las instalaciones del Club América.
El plan incluye monitorear y proteger a esta especie en la Sierra de San Luis Potosí, reproducción asistida y la reintegración a su hábitat. Para ello se alió con las organizaciones Reino Animal, B-Wild México y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza.
En el caso del jaguar, el tercer felino más grande del mundo, orgullo del sureste mexicano, ambientalistas estiman que sobreviven menos de tres mil, aunque el censo realizado por el gobierno mexicano en 2018 encontró cuatro mil 800, un incremento de 800 ejemplares respecto a lo reportado en 2010.
La Sedatu, a cargo de Román Meyer, instaló en 2022 el Parque Nacional del Jaguar, un espacio de casi mil hectáreas en Tulum, Quintana Roo. El proyecto consiste en restaurar las áreas degradadas y deforestadas, e impulsa actividades como la apicultura para cuidar el hábitat del jaguar.
Por parte de la iniciativa privada, destaca el Santuario Jaguar, que Grupo Ferrero México, en alianza con Reino Animal, instalaron en 2021 en el Estado de México, con el objetivo de recuperar ejemplares en situación de riesgo, rehabilitarlos y buscar devolverlos a la vida silvestre.
Paolo Cornero, CEO de Ferrero México y Centroamérica, me dijo que el lugar, de cuatro mil metros cuadrados, actualmente alberga a ocho ejemplares y prevén la llegada de dos parejas que produzcan crías, las cuales luego serían liberadas.
“El Santuario Jaguar —me explicó Cornero— es un hito en nuestro camino de responsabilidad social, pues es la primera iniciativa del Grupo Ferrero en el mundo que tiene como misión la preservación de una especie animal”.
Más alarmante resulta el caso de la vaquita marina: los ambientalistas estimaban en 2017 unos 30 ejemplares, y para este 2023 calculan entre ocho y 13. Ante esa emergencia, el gobierno estableció una zona de Cero Tolerancia del Alto Golfo de California, donde habita esta marsopa endémica de México.
Además, la Semar, encabezada por Rafael Ojeda, amplió en agosto pasado el proyecto “Sembrado de Bloques de Concreto en la Zona de Tolerancia Cero”, para neutralizar las redes de la pesca ilegal de totoaba que dañan a las vaquitas marinas.
A la par, desde hace 20 años World Wildlife Fund y la Fundación Slim, de Carlos Slim, se enfocan en desarrollar nuevos sistemas de pesca que no dañen a las vaquitas, además de capacitar a pescadores y hacer monitoreos constantes a los ejemplares existentes.
Es evidente que se deben redoblar esfuerzos para proteger a estas tres especies, que no sólo son icónicas de la identidad nacional, sino indispensables para la conservación de los ecosistemas mexicanos… y del mundo.
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EN EL VISOR: Gran preocupación hay en la sociedad y los sectores productivos de Tabasco, por el “talante sectario y fundamentalista” de Javier May, aspirante de Morena a la candidatura a Gobernador. Y es que se rodea de radicales del antiguo PRD en la entidad, aquellos que los mueve el resentimiento y pregonan ideologías anacrónicas, como la lucha de clases. Las quejas son tan constantes que en el morenismo dicen que aún nada está dicho respecto a la candidatura.
POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP
MAAZ