Columna Invitada

¿Tasa de ocupación o de preocupación?

En México, tenemos dos marcadores, que se desprenden de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo

¿Tasa de ocupación o de preocupación?
Sara Morgan / Columna Invitada / El Heraldo de México Foto: Especial

Prepárense. Tendremos más vacaciones. Bueno, al menos eso, se está cocinando en el poder legislativo. Por supuesto, este beneficio, no será para todas las personas, sino sólo para el 44.2% de la población activa con UN TRABAJO FORMAL. El 55.8% son aquellos trabajadores INFORMALES, mismos que seguirán disfrutando de una esclavitud moderna.

En México, es muy normal que se prometan cosas extraordinarias, novedosas. Aquello que suene bien, sin que se tenga lo principal. La inclusión, de todos y todas respecto a los derechos, y obligaciones que mandata la Constitución, y sus leyes secundarias. En ese sentido, después de una reforma de 180°, que acaba de tener la Ley Federal del Trabajo, han sucedido, una serie de adiciones que no se previeron desde el comienzo. Empezamos con la separación del ejercicio de la norma mediante dos poderes, ejecutivo y judicial; continuamos, con la democratización sindical, agregamos parámetros para la conciliación. Se tomó como bandera agregar otros artículos a la Ley laboral, para frenar el outsourcing ilegal. Se está pretendiendo, regular el teletrabajo, con una norma rígida, para algo tan volátil, sin tener a los expertos en materia digital de asesores. También se implementó la obligación del acceso a la seguridad social de las trabajadoras del hogar, (logrando la maravillosa meta del 2% hasta el año 2021); y ahora, pretendemos aumentar las vacaciones, a los y las trabajadoras.

No hay que confundirnos, nadie está, en contra de mejores prestaciones para los empleados y empleadas, pero el que lo señale la ley, no significa que esto se cumpla, por un pequeño detalle. La mayoría de los y las trabajadoras se encuentran, dentro del espectro de la informalidad, y eso se debe, a que la autoridad laboral, ha resultado incapaz de establecer el orden social, en materia de trabajo, que se requiere. Lo cual, se realiza mediante lineamientos, claros y vinculados con la autoridad impositiva; que hagan imposible, el desarrollo de actividades paralelas, que no respeten el statu quo.

Me explico, en México, tenemos dos marcadores, que se desprenden de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. La misma, se emite por el INEGI; y nos da cuenta de cómo vamos en ella. Por lo pronto, les dejo la liga hasta el 18 de agosto del 2022. Lo que pretendo, que observes de la encuesta, es que tiene dos índices que son: OCUPACIÓN y EMPLEO. La razón es simple, ocupación son todas aquellas labores desempeñadas, dentro de este esquema obscuro, llamado informalidad y donde suceden las más denigrantes prácticas de trabajo. Ahí se condensan; el trabajo infantil, accidentes de trabajo fatales; o que causen minusvalías, discriminación y abusos laborales de diversos tipos, ya sean sexuales o de acoso relacionados con el desempeño. Lo sorprendente, es que, dentro de esta clasificación, ya degradante, hay un subíndice denominado, tasa de subocupación, es decir, lo más bajo. Trabajos que se desempeñan de vez en cuando, dentro del propio mundo informal, sin importar las horas, así como la nulidad de vacaciones o descansos. Ello, nos lleva irremediablemente a un factor que resulta una vergüenza nacional. La pobreza laboral, que significa que trabajas, para seguir siendo pobre, porque no te alcanza para las cuestiones básicas; tales como alimentación, techo, medico, medicinas. Por supuesto, ni hablar de pensiones o jubilaciones. Cómo todo, existen excepciones, y son trabajos desempeñados por profesionales, en lo individual; o personal de oficios ya sea propios o familiares, pero ello en sí, no representa la informalidad, porque no está el elemento de explotación, sino de emprendimiento. Por otro lado, Empleo, en cambio, es el que desarrollamos bajo esquemas formales, que tienen implícitos seguridad social, verificación de la autoridad laboral, y consecuencias jurídicas para el caso de incumplimientos a la Ley Federal del Trabajo.

Ahora bien, esto podría ejemplificarse de la siguiente manera: Un señor, busca algo en la banqueta. En eso, una vecina le pregunta ¿qué busca? A lo que el primero responde, mis llaves, se me cayeron. La vecina comienza a ayudarle y en un momento dado, vuelve a preguntar, ¿recuerdas por donde se te cayeron? Si, en mi casa, pero como ahí no hay luz, vine a buscarlas aquí, en la banqueta, donde hay un farol. ¿Absurdo? Muchas personas responderemos, un si rotundo. Pues esta es la nueva concepción del derecho laboral. Existen muchas más personas dentro de un ámbito “informal”, en donde no les es posible acceder a la ley, porque dichas entidades comerciales, se sustraen de la supervisión de las autoridades laborales; y suelen desaparecer, con la mayor facilidad. En tanto que, miles de pequeñas y medianas empresas, que son el grueso de trabajo formal en el país, tienen muchos problemas para alcanzar los preceptos legales, porque son imposibles, dado su contexto financiero, o porque las regulaciones en materia de impuestos, o de seguridad social, son económicamente inalcanzables. Por ello, su denominación, PyMES. Para las mismas, no existen beneficios, resultan igualmente responsables, que las grandes empresas. En consecuencia, el comercio informal tiene mayores rendimientos financieros y por supuesto, mayores facilidades de operación. Lo cual se impone; y ello es absurdo.

Conociendo esta perspectiva, las acciones de la autoridad laboral que forma parte de una política pública gubernamental, debería centrarse en regularizar el trabajo informal. Mediante un rastreo impositivo; y una vez detectada, exigir pago de capitales constitutivos (impuestos al seguro social). Hecho lo cual, tendríamos finanzas sanas, cooperación de todos los que trabajamos en el país, competencia en igualdad de circunstancias, y seguridad social de primera calidad. Pero, sobre todo, justicia para aquellas personas que sostenemos un país en el que algunos cuantos pagamos, lo que la mayoría evade.

Dejaríamos de tener una encuesta gubernamental, que reconoce capitales de mercado negro laboral, porque eso, es penoso.

La Ley Federal del Trabajo, debería regular todo el empleo, sancionando la informalidad de forma ejemplar. Tratando a las pequeñas y medianas empresas, con esquemas de pago de seguridad social, diferentes, para permitir su crecimiento, fortaleza y continuidad.

No necesitamos una cadena interminable de regulaciones, imposibles de acceder, para el 55.8% de los trabajadores y trabajadoras de este país; y menos aún, que el gobierno subvencionara, ayudara, apuntalara al sistema de seguridad social, si este fuera alimentado por toda la cadena productiva, debidamente regulada en la formalidad.

Así que, sigamos trabajando en marcar este tipo de pautas que se pueden lograr, ya que no es magia y merecemos, la posibilidad de tener un México con seguridad laboral.

POR SARA MORGAN
CONSULTORA JURÍDICA Y DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
@MORGANSAREL

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