Alhajero

Un aplauso, una sonrisa y una provocación

Ahora poseo más aplomo y serenidad que antes, aseguró AMLO, a manera de respuesta a aquellos críticos y adversarios que le ven cada vez más colérico.

Un aplauso, una sonrisa y una provocación
Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Si algo nos llamó la atención del Cuarto Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue, precisamente, su buen humor.

“Ahora poseo más aplomo y serenidad que antes”, aseguró en un momento dado hacia el final de su mensaje, como dando respuesta a aquellos críticos y adversarios que le ven cada vez más colérico y fuera de sus casillas.

De hecho, muy relajado lució ayer el presidente ante su gabinete y aquellos pocos invitados que ocuparon un lugar en la primera fila, frente al mural de Diego Rivera en las escalinatas del Palacio Nacional: del centro hacia la izquierda: Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Beatriz Gutiérrez Müller, Arturo Zaldívar y Alejandro Gertz Manero.

Tan cierto y contrastante como que, a diferencia de lo ocurrido en mensajes anteriores, fueron escasos esta vez los aplausos que le otorgaron los asistentes. Sólo una vez interrumpieron al presidente en su lectura para batir palmas.

Ello ocurrió a los diez minutos de haber iniciado, cuando el tabasqueño se refirió a todo el sistema de trenes de pasajeros que dejará al final de su mandato: “Más de dos mil kilómetros, algo no visto en varias décadas”.

Sólo al final del Informe (45 minutos de lectura de inicio a fin) volvieron a aplaudir. Claro, esta vez largamente, de pie, y con mayor fuerza. Remate precedido por el agradecimiento del tabasqueño a sus propios colaboradores por participar en esta “odisea”. Odisea que sumaba, para su “felicidad”, la “revolución de las conciencias”, porque gracias a ella se ha reducido “el analfabetismo político”.

López Obrador se veía tranquilo, a sus anchas, confiado en que “la Cuarta Transformación triunfará”. Y tal cual lo dijo. Además de manifestar, por si no se habían dado cuenta, que andaba “bien y de buenas”.

Y para no dejar de lado el estilo de la casa, remataría con una sonrisa –entre gozosa, de advertencia y burlona- anunciando que en lo que resta de su administración aún habrá varias cosas a “festejar”.

En cuanto a la provocación, simplemente hagamos notar que AMLO dio su Informe a las cinco de la tarde. Misma hora de la convocatoria para la instalación del Congreso.

¿Desdén? ¿Desprecio? ¿Mensaje implícito? ¿Un ‘estoy por encima de ustedes’, o un ‘no me importan’?

Lo cierto es que puso en un predicamento a los presidentes de las Cámaras: el panista Santiago Creel, de Diputados; y el morenista-monrealista Alejandro Armenta, ya que estaban invitados al Informe.

Y ni qué decir de la apertura del periodo de sesiones. Los legisladores tuvieron que esperar a que concluyera el presidente su Informe y que el secretario de Gobernación se trasladara luego a San Lázaro para poder empezar. Esto, a las seis y media de la tarde.

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POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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