El caso de Diego Esteban en Coahuila, sentará un precedente para visibilizar que los avances legislativos asociados a la pugna que busca proteger con mayor apremio al género femenino, tienen beneficios para toda la población, porque tanto hombres como mujeres somos susceptibles de vivir situaciones de vulneración, ciberacoso y violencia sexual, aunque las experimentemos de forma diferente.
Amparándose en la Ley Olimpia, ”imputación por violación a la intimidad” fue el dictamen de un juez en Coahuila, a favor de Diego Esteban, cuyas fotos íntimas fueron difundidas por su ex esposa, a través de redes sociales.
De este caso derivan dos reflexiones. Primero, es fundamental nombrar el género de las partes involucradas en una relación víctima-victimario, para romper con la estigmatización que solo los hombres son agresores, según datos del INEGI, en 2021, 22.8% de las mujeres y 20.6% de lo hombres que usaron internet fueron victimas de ciberacoso, es preciso mencionar que este delito, en un 62.1% es cometido por otro hombre.
Segundo, la revictimización que sufrió Diego Esteban al denunciar los hechos provocó que fuera objeto de burlas entre personas conocidas y extrañas, quienes minimizaron e incluso ignoraron lo sucedido, provocándole daños psicoemociónales.
La estigmatización impuesta por el machismo ha alterado la forma en la que los hombres viven las reacciones de la sociedad cuando sufren violencia. Las burlas que recibió Diego Esteban son una expresión de un mal social, donde no se concibe a los hombres como víctimas de agresión sexual perpetrada por una mujer, por lo que denunciar o compartir sus experiencias solo los revictimiza y estigmatiza.
La realidad es que, la ciberviolencia ha sido un tema feminizado principalmente por su gran afectación a la población femenina donde más de 9 millones de mexicanas lo han sufrido desde 2015, y alrededor del 22.8% lo experimentó el año pasado, con un 32.1% recibiendo contenido sexual sin su consentimiento.
Esta violencia al igual que otras, afecta a ambos géneros, y sus efectos revictimizantes en los hombres pueden ser de igual impacto. La ciberviolencia es una muestra de la evolución del fenómeno delictivo que obliga a ampliar la concepción de violencia y sus interesados.
Este problema social que emplea los avances tecnológicos para hacerse presente no puede ni debe aplazar su tipificación en las entidades faltantes, que hasta 2021 eran Nayarit, San Luis Potosí y Tabasco que reporta el mayor número de casos contra las mujeres en el mismo año, y más cuando la población que usa internet en el país crece cada año, alcanzando el 77.9% en 2021.
Sin duda, la Ley Olimpia resultó fundamental para proteger los derechos humanos de Diego Esteban, evidenciando que la lucha contra el ciberacoso y violencia en general debe ser abordada no solo por nosotras las mujeres, sino que debe sumar a los hombres y despertar el interés de la sociedad en conjunto, esa sociedad que nunca debe dejar de reconocer y tutelar a los grupos vulnerables de forma inmediata.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN
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