Recientemente Fabiola viajó al interior de la República por cuestiones de trabajo, se trasladaba de las oficinas al hotel donde se hospedaba en un taxi e iba hablando por celular con su novio cuando fue interceptada por otro vehículo, la bajaron a la fuerza y se la llevaron, narra que lo primero que hicieron fue cortarle y cambiarle el color de su pelo para no ser reconocida y así, someterla a explotación sexual; por fortuna, ella compartía su ubicación con su novio y algunos datos al momento de los hechos, eso fue determinante para lograr conocer su localización.
La realidad es que, su ubicación no se debió a la efectividad del Estado, su familia implementó acciones de búsqueda inmediata y ella escuchó cuando sus captores comentaron “debemos soltarla, la familia nos complicará”, logrando así regresar a casa, con todo el daño físico y emocional que implicó el suceso.
Desafortunadamente, en todo México se ha invisibilizado cualquier tipo de violencia contra nosotras las mujeres. Parecería que, en la Ciudad con el mayor número de policías en el país, con un sistema de vigilancia permanente que permite observar, seguir e identificar tanto personas como vehículos y sede de los poderes de la unión, tampoco es imposible desaparecer, de hecho, ahora es protagonista en el aumento de personas desaparecidas y por supuesto, en impunidad.
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Esto inevitablemente invita a reflexionar en las más de 250 mil personas desaparecidas, en las acciones que se implementaron para que 148 mil lograran ser localizadas y particularmente en las 101,066 personas que hoy en día, no han regresado a casa y sus familias continúan en la búsqueda a pesar de su sufrimiento.
En la Ciudad de México, las analistas destacan este fenómeno como un problema creciente con un comportamiento exponencial y acelerado, pues las desapariciones aumentaron en un 900% y dicho incremento se centra en mujeres y niñas, motivado principalmente por la trata de personas con fines de explotación sexual, especialmente porque el grupo etario que es desaparecido está entre los 10 y 19 años.
Y a pesar de que la Ciudad de México no sea uno de los estados con mayor tasa de desapariciones, es importante recordar que es una de las grandes urbes de paso que no se queda fuera del turismo sexual con adolescentes, y es una de las rutas de paso hacia redes de trata en Estados Unidos. Las mujeres y niñas constituyen el 95% de las víctimas de trata sexual en el país y la Ciudad es uno de las que concentra la mayoría de los casos.
Las personas que a eso se decidan, se benefician de los altos porcentajes de impunidad, de las debilidades institucionales y de una presencia intermitente del poder público. Necesitamos unificar esfuerzos ante este problema que ha sido invisibilizado por las autoridades locales, sumar acciones con la sociedad civil y con todas aquellas redes de apoyo para mantener visible y en la agenda pública a las y los desaparecidos.
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Es un fenómeno delictivo que debemos atender desde distintas perspectivas, no permitamos que nuestra amiga, hermana, hija, mamá vivamos permanentemente expuestas a desaparecer, a ser explotadas sexualmente, a traficar con nuestros órganos como simple mercancía, ayer fue Fabiola, hoy puede ser cualquiera de nosotras.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN
dhfm
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