El Foro Económico Mundial publicó recientemente los resultados del Índice Global de Brecha de Género, el cual mide las diferencias que existen entre hombres y mujeres en cuatro aspectos: participación y oportunidades económicas, logros educativos, salud y supervivencia y empoderamiento político.
Si bien, la brecha global de género se ha reducido, aún nos faltan 132 años para alcanzar la paridad. Los mayores retos para México están en las áreas de igualdad de oportunidades y participación económica de las mujeres.
Actualmente, 4 de cada 10 mujeres tienen o están buscando un empleo remunerado. Desafortunadamente, la pandemia reconfiguró el mercado laboral femenino hacia la informalidad, provocando que para este año 2022, el 56% de las mujeres económicamente activas estén ocupadas en el sector informal.
El reto no debe limitarse en aumentar la participación económica femenina, sino en asegurarnos de que con ello, incrementen también las condiciones laborales dignas, sus lugares de trabajo sean espacios 100% libres de violencia y desarrollen más y mejor su talentos en todos los ámbitos que se desempeñen.
En este índice, México está posicionado en el lugar 31 de 146 países, y es el cuarto a nivel regional; sin embargo, las mujeres enfrentan condiciones poco equitativas en el mercado laboral, lo que detiene el potencial económico de México.
Si proyectáramos el esfuerzo, únicamente en el aspecto económico, el avance en la inclusión de mujeres en la economía del país podría representar para el PIB un incremento de hasta un 15% para el 2030, en comparación con el 2020, año en el que se registró un PIB de 1,076 billones de dólares. Esta es una de las urgentes realidades que debemos atender.
En México, por cada 10 hogares, existen 3 en donde las mujeres están a la cabeza y son quienes llevan a cabo las tareas de cuidados de toda la familia, en la mayoría de los casos, se ven obligadas a trabajar en la informalidad, en condiciones desiguales, inciertas y precarizadas donde los ingresos no están asegurados.
Al igual que las jefas de familia, existen otras que requieren políticas públicas para ayudarles a enfrentar esta realidad, tales como la implementación de un sistema de cuidados que sea accesible, eficaz y confiable. La importancia de cerrar las brechas significa el respeto y la salvaguardia de los derechos humanos de las mujeres y no debe ser reducida únicamente a los beneficios económicos. Aunque sabemos que es un factor muy importante para evitar incluso que muchas mujeres vivan situaciones de violencia intrafamiliar.
El hecho de que estemos avanzando en algunos ámbitos, desgraciadamente no se está traduciendo y no está significando que la desigualdad entre mujeres y hombres disminuya de forma efectiva, se requieren políticas públicas para cerrar la brecha de género, debemos atender esa deuda que tenemos con la realidad de las mujeres, y su desarrollo en el ámbito laboral y económico resulta inaplazable.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN