Luego de la debatida visita a Washington del presidente Andrés Manuel López Obrador, parece irremediable preguntarse si México y Estados Unidos viven un nuevo capítulo de El Oso y el Puercoespín, el libro que hace casi dos décadas presentó el exembajador Jeffrey Davidow.
Para EU, la relación con México "es un punto de inflexión", dice Ken Salazar, actual embajador de ese país que hoy es foco de atención de la política mexicana por su cercanía con López Obrador (aunque sería criticado si no lo fuera).
"Los retos son extremadamente desafiantes", comentó Salazar en el curso de una reunión con periodistas en la que señaló migración, seguridad, pobreza, energía y clima como factores interconectados no sólo en la región norteamericana sino en el mundo. Que en el caso de México y Estados Unidos algunos de ellos sean los mismos que se enfrentaban hace 20 y hace 40 años no es sorpresa.
Publicado en 2006, El Oso y el Puercoespín es una parábola creada por Davidow, que fue embajador de EU en México entre 1998 y 2002, para describir la relación entre su país, un oso que desea abrazarlo todo, pero es insensible a nada que no sean sus propias necesidades del momento, y el hipersensible puercoespín mexicano, atento siempre a cualquier cosa que perciba como ofensa o desdén.
La situación descrita por la imagen ya era vieja para entonces, pero sigue presente, tanto porque la actual situación es similar: "las fuerzas que unen a México y EU, así como la ignorancia y la arrogancia de ambos lados, que impiden una mayor cooperación".
Y por supuesto, en su libro consignó lo que consideró como "manipulación" de la información sobre narcotráfico en México, mientras anotaba que la política migratoria estadounidense había sido un fracaso bajo cualesquier punto de vista.
Nada nuevo bajo el sol. De hecho, podría considerarse que Salazar vive lo que podría ser un nuevo capítulo de ese libro, de esa complicada relación. De acuerdo con Salazar, Estados Unidos y México se han convertido en países receptores de migrantes "en cantidades que nadie anticipó", impulsados por gobiernos disfuncionales en el Hemisferio Occidental.
Salazar no lo dijo de esa manera, pero esa situación obliga a cambios de mentalidad, a que los dos gobiernos colaboren, se acerquen, acepten realidades y fortalezcan su asociación en una región norteamericana que es por definición una potencia con o sin México.
La insistente invitación estadounidense a participar no es simplemente por bondad. Hay intereses geopolíticos, estratégicos y económicos, así como realidades políticas y sociales, que la hacen un imperativo para ambos países.
La colaboración, sin embargo, no será fácil, comentó Salazar, aun cuando haya lo que el embajador desearía ver como una disposición del presidente López Obrador a mejorar sus relaciones con el gobierno y los inversionistas estadounidenses.
Porque El Oso y el Puercoespín es todavía una descripción válida.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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