Persistentemente excluido, Ricardo Monreal tendrá una oportunidad de enseñar el músculo este domingo en la concentración morenista de Coahuila.
No es que la fecha y lo que ocurra sea definitivo pero será trascendente por lo que su presencia puede provocar y por el contexto. Esta semana, de visita en Guanajuato, Monreal deslizó la idea de romper con Morena y, aunque luego precisó su declaración, las reacciones en su contra generaron un ambiente que, el lopezobradorismo duro y hasta el más pragmático y reciente, se convirtió en chaparrón digital.
Llegó primero a la fila de aspirantes a la sucesión desde enero de 2021. Pero en esa fila, Monreal fue saltado muy a pesar de sus aspavientos por la indiferencia de los porteros:
Fue en la mansión de las Lomas que Pedro Haces tiene por oficina, frente a cuadros exmorenistas alineados a Fuerza por México, cuando el dirigente sindical lo proclamó candidato presidencial en 2024. Contaba con un partido pequeño para hacerlo y una cierta asiduidad al despacho presidencial.
Pero apenas pasada la elección intermedia, Fuerza por México fracasó. Monreal fue responsabilizado del perjuicio electoral capitalino para Morena. Eso y alguna otra razón, le cerraron las puertas de Palacio Nacional que hasta entonces se le abrían cada mes.
Luego, el mensaje presidencial mañanero del 12 de junio de 2021, lo dejó fuera en el famoso primer “show de las corcholatas” que desde entonces sirve para referir a quienes están contemplados en el proceso sucesorio. Sería hasta 11 meses después, en mayo pasado, cuando López Obrador, socarrón, lo consideró presidencial.
Los morenistas entendieron la señal. Aun los más monrealistas se manejaron con cuidado y algunos hasta negaron los viejos favores en el asunto Del Río Virgen. No faltaron los que siendo “amigos” contribuyeron a principios de año a la crisis de su coordinación parlamentaria, esa que López Obrador instruyó a su favor en 2018, describiéndola como “un compromiso” que, se entendía, era la moneda de cambio por su renuncia a conflictuar la designación al gobierno capitalino que permitió a Claudia Sheinbaum ser en los hechos una candidata de unidad y, por ende, colocarse en la línea sucesoria.
La exclusión más reciente ocurrió el 11 de mayo, cuando “las corcholatas” se lucieron movilizando sus estructuras en Toluca. A Monreal no lo invitaron. Vino entonces la polémica, la sugerencia de irse del partido, un coqueteo de Movimiento Ciudadano y, finalmente, la aclaración de que se queda, incluido ya como “corcholata” en el nuevo acto del 26 de junio, en la concentración de Morena en Coahuila.
Las cosas le empiezan a mejorar desde que algunos de sus cercanos como Julio Menchaca y Américo Villarreal, ganaron gobernaturas; Del Río Virgen salió de prisión.
Es su oportunidad de despuntar aunque sea un poco. El canciller Marcelo Ebrard, su aparente aliado, puede ser el gran ausente en Francisco I Madero Coahuila, debido a que apenas el pasado lunes comunicó dar positivo a Covid.
La concentración, pretendidamente similar a la de Toluca, tiene prevista la presencia de la plana mayor del morenismo, es decir, gobernadores, dirigentes, legisladores, aspirantes presidenciales y a la candidatura al gobierno del estado que tendrá elecciones el próximo año, entre ellos Armando Guadiana, un monrealista con capacidad de movilización local.
Monreal ha tenido una presencia importante en la entidad desde los años 90, cuando fue delegado del PRI; en la campaña de 2018 fue coordinador de la circunscripción, de manera que la clase política morenista le es cercana. En tanto, Francisco I Madero es un municipio de la Región Lagunera que es vecina de Zacatecas, donde Monreal tiene su principal base de apoyo.
El domingo, pues, Monreal puede enseñar el músculo. Si lo logra, no será definitivo pero sí importante para su proyecto personal... sea cual sea.
POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
COLABORADOR HERALDO RADIO
@ARTURO_RDGZ
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