COLUMNA INVITADA

En Morena, la exclusión es el camino a la derrota

En la pluralidad aprendí el valor de la deliberación y pude posicionar políticamente las causas que me definen

OPINIÓN

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Temístocles Villanueva Ramos / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

En la arena política se viven tiempos complejos. Ante ello, lo que en Morena nos queda es seguir en movimiento, caminar y posicionar nuestros ideales para la construcción de un proyecto de nación. 

“Es el tiempo de la unidad”, nos dijo en Toluca Adán Augusto López. “Es el tiempo de la transformación del país, y eso sólo será posible si vamos todos unidos, si vamos juntos; eso es lo que Andrés Manuel López Obrador nos ha enseñado”. Detrás de esta premisa hay una verdad enorme: la unidad es nuestra máxima fuerza como creyentes de la izquierda. Morena es, más que un partido, una fuerza unificadora de distintas luchas, en las que el centro es el bienestar de la nación y la dignidad humana. Muchas de las históricas luchas sociales encontraron en Morena la vía para la representación política, y fue este, y no otro, el factor decisivo para nuestra victoria en 2018. 

Quiero hablar desde mi experiencia como militante de base y fundador del movimiento. Ser militante de a pie no es fácil. Por muy legítimas que sean tus causas e ideales, se necesita hacer equipo para posicionarlas. La gente con la que hice equipo desde la fundación del partido, mi familia política, comprendieron esta necesidad desde el minuto cero. Con esa convicción fuimos parte de la fundación del movimiento. 

Para mí ser secretario de la Diversidad y después diputado no fue una ruta individualista: fue de equipo y respondía a causas colectivas. 

Esta noción, la de un movimiento plural, me permitió trabajar y abanderar desde Morena la agenda que mueve mi vida: la de los derechos humanos. También le dio dirección a una lucha que no sólo era mía, y en la que estaban representadas más personas y más causas. En ese sentido, así como nunca he tenido empacho en hablar de mi identidad sexual y mi lucha política, tampoco tengo reserva en decir abiertamente que soy tan obradorista como parte del equipo de Ricardo Monreal: porque fue en ese equipo plural en donde aprendí el valor de la deliberación, a la par que pude posicionar políticamente las causas que me definen como político y activista. 

Eso me lleva al segundo tema: la necesidad de la unidad y de eliminar todas las formas de exclusión en el interior de Morena.

Como movimiento que agrupa a muchas izquierdas, tenemos dos obligaciones centrales: poner al centro las grandes demandas populares y garantizar nuevas formas de hacer política, lejanas de las formas de las viejas élites. Lo primero requiere que todas las voces y liderazgos sean escuchados; lo segundo, que existan pisos parejos para la competencia y se prime la deliberación y el diálogo en la toma de decisiones respecto al rumbo de nuestra agrupación. “No hay unidad sin pisos parejos”, recalcó Marcelo Ebrard, “y nada personal está por encima de los intereses sagrados del pueblo”, dijo Claudia Sheinbaum. 

Estas palabras, en su conjunto, deben ser la máxima de cara a los grandes retos que vienen. Eso incluye no caer en seducciones sectaristas e individualistas, como la que llevó a exclusiones de sectores clave del partido en el encuentro de Toluca.

POR TEMÍSTOCLES VILLANUEVA RAMOS
DIPUTADO EN EL CONGRESO DE LA CDMX
@TEMISTOCLESVR

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