Desde 2018, las elecciones dejaron de ser una herramienta para cambiar de funcionarios. Ser gobernador, presidente municipal, regidor, diputado federal o local; senador de la República o Presidente es un asunto secundario.
El eterno ciclo de cambio de administraciones y eso que llamamos alternancia han perdido importancia frente a una realidad que confronta realidades más polarizantes que la confrontación de partidos políticos, discursos políticos, plazas llenas, propaganda y comentarios en televisión.
Hoy es el tiempo en que se enfrentan dos formas de ver el mundo. Donde una, poco a poco, avanza conciencia a conciencia, voto a voto, territorio por territorio, para mantener la esperanza de un cambio de rumbo del país, hacia un lugar más justo.
Por otra parte, el México construido sobre la miseria de millones se niega a morir, sobre la base de la añoranza de un país que creció cimentado en una sociedad altamente desigual, con una concentración ofensiva de la riqueza.
Los dos modelos han colisionado y uno muere en las urnas después de casi 93 años, dando fin a uno de los regímenes políticos más longevos y contradictorios de la historia de Latinoamérica, el cual fue calificado por Mario Vargas Llosa como “la dictadura perfecta”.
El Partido Acción Nacional fundamenta su sobrevivencia en un discurso sin discurso, sin proyecto y construyendo su camino, siguiendo los pasos de su némesis, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, utilizará toda la fuerza de su poder económico construido en sus 12 años en el poder, donde las clases sociales dueñas de la riqueza en México crecieron a la sombra de la corrupción y la impunidad.
Pongamos por ejemplo la elección por la gubernatura de Tamaulipas. Es un hecho que fue la única elección cerrada de las seis que se jugaron ese fin de semana de junio y el PAN perdió, pese a su operación de compra de votos y miedo, su caja chica por más de cinco puntos. Acción Nacional defendía el poderío económico tamaulipeco.
Las aduanas en Tamaulipas recaudaron 65 mil 670 millones de pesos, a raíz del movimiento registrado en Nuevo Laredo, Altamira y Reynosa, ubicadas en el top 10 de la lista nacional en el rubro de comercio exterior.
Sólo Nuevo Laredo tiene más de un millón 200 operaciones, aunado a los mil 230 millones de pesos en el valor de estas. Es decir, quien controla el estado, controla el flujo de mercancías de México a Estados Unidos.
Eso sin contar el flujo del narcotráfico en una de las entidades con mayor presencia de la delincuencia organizada en el país.
Pero aún con esta realidad, el avance de Morena en todo el país, no podemos dar por muerto a las fuerzas de derecha que controlan el poder económico polarizado del país.
Están determinados a detener el avance de la 4T, por lo que usarán cada de todo lo que tengan a mano, no podemos distraernos, aunque sabemos que el pueblo está de nuestro lado.
José Narro Céspedes
Colaborador
@NarroJose
MAAZ
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