CONFLICTO RUSIA-UCRANIA

No me amenaces

El conflicto entre Rusia y Ucrania sigue afectando al contexto internacional

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las repetidas insinuaciones del Presidente Vladimir Putin, y otros miembros de su gobierno, de que Rusia podría utilizar armas nucleares contra las naciones que ayuden a Ucrania a resistir la invasión rusa, me recordaron la canción inmortal del popular autor mexicano, nativo del pueblo de Dolores Hidalgo, cuna de la Independencia, José Alfredo Jiménez: “No me amenaces”. 

Es absolutamente inaceptable, en pleno siglo 21, que el líder de un gobierno que sí posee armas nucleares, y que es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, amenace con utilizarlas, sobre todo después de haber iniciado una guerra. 

Con su invasión de Ucrania, Putin provocó un realineamiento geopolítico y estratégico global que no le favorece. Hoy parece lejano el día que Rusia logre imponerse y dominar a su vecina. En algún momento, tendrá que negociar una salida al conflicto fratricida que desató.

Pero las palabras pesan. Y no deben aceptarse las referencias, así sean veladas o indirectas, a la posible utilización de armas nucleares.

El movimiento internacional contra esas armas inhumanas tomó fuerza después de “la crisis de los misiles” en Cuba, de octubre de 1962, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron cerca de una confrontación nuclear.

Ese dramático episodio impulsó a líderes latinoamericanos, encabezados por el Expresidente Adolfo López Mateos, a establecer una zona libre de armas nucleares en América Latina. La iniciativa fructificó con la aprobación del Tratado de Tlatelolco, el 14 de febrero de 1967, bajo la dirección del Embajador Alfonso García Robles. El ejemplo cundió. Hoy 116 países son parte de una zona libre de armas nucleares. Por esa labor, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1982.

Las referencias de Putin a esas armas, para infundir temor entre las naciones europeas, contradicen la doctrina de la antigua Unión Soviética (URSS) de no recurrir al uso de esas armas. Rusia sostuvo dicha doctrina en las últimas tres décadas, como potencia sucesora, cuando la primera se disolvió en 1991. 

En 1994, presionada por Estados Unidos y el Reino Unido, Ucrania entregó a Rusia las armas nucleares ubicadas en su territorio a cambio del compromiso, contenido en el Memorándum de Budapest, de que respetara su integridad territorial, 

Hay que revisar la historia. En 1982, por iniciativa de México y otros países sin armas nucleares, tuvo lugar el Segundo Periodo Especial de Sesiones de la Asamblea General de la ONU dedicado la desarme. 

Asistieron la mayoría de los líderes de aquella época, incluyendo a Reagan, Thatcher, Mitterrand y Rajiv Gandhi, representantes de países poseedores de armas nucleares. Eran los años en que se profundizaba la guerra fría porque Estados Unidos había decidido instalar misiles nucleares en Europa occidental.

En su discurso ante la Asamblea General, el entonces Canciller Soviético, el legendario Andrei Gromyko, afirmó que la Unión Soviética nunca sería el primer país en lanzar armas nucleares, ni amenazaría a otras naciones con su posible utilización. Tajante, declaró que la URSS solamente las utilizaría en caso de ser víctima de un ataque nuclear. Recuerdo que su mensaje fue muy bien recibido por la Asamblea.

En 2020 Rusia hizo pública su actual doctrina nuclear, en la que afirma que solo utilizaría esas armas en casos de un ataque con misiles balísticos contra su territorio o el de un aliado; cuando un enemigo utilizara armas nucleares; en caso de un ataque contra un emplazamiento de armas nucleares ruso, o un ataque que amenazara la propia existencia del estado ruso. En todos los supuestos, se mantuvo la promesa de Gromyko de no ser nunca la primera potencia en usar armas nucleares.

Hace sólo cuatro meses, el 3 de enero de este año, el gobierno ruso firmó un Comunicado junto con los otros cuatro miembros permanentes del Consejo -Estados Unidos, China, Francia y el Reino Unido-, en que reafirmaron lo dicho por Gorvachov y Reagan en 1986: “una guerra nuclear no puede ganarse y no debe pelearse”.

https://www.whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2022/01/03/p5-statement-on-preventing-nuclear-war-and-avoiding-arms-races/

189 naciones que han ratificado el Tratado de no proliferación de las armas nucleares (TNP) rechazan su utilidad. De ellas, hasta ahora 60 han ratificado el Tratado de Prohibición total de las mismas, y muchas más lo harán próximamente.

Es cierto que Estados Unidos y los países de la OTAN no cumplieron su promesa de no incorporar a los países de Europa Oriental a la alianza atlántica al final de la guerra fría. Pero también es cierto que fueron esos países, en uso de su soberanía, los que pidieron su ingreso. Ahora Finlandia y Suecia, que por décadas permanecieron neutrales, se sienten amenazadas por la agresión de Rusia a Ucrania y están considerando solicitar su incorporación a la OTAN. 

La humanidad no puede vivir bajo la amenaza de un país que insinúa estar dispuesto a utilizar armas nucleares para imponer sus intereses. 

Las amenazas de Putin, o de cualquier otro gobierno que sea poseedor de armas nucleares, deben ser rechazadas vigorosamente por todas las naciones del mundo; por las organizaciones internacionales y regionales; las organizaciones civiles y científicas; las organizaciones defensoras de los derechos humanos y las redes que defienden al planeta. Por todas las personas de buena voluntad.

@miguelrcabanas

miguel.ruizcabanas@tec.mx